Fatima vive sola con sus dos hijas: Souad, adolescente rebelde de 15 años, y Nesrine, que, con 18 años, comienza sus estudios de medicina. Fatima no domina el francés y lo vive como una frustración en la relación cotidiana con sus hijas. Ambas son su mayor orgullo, su motor y su inquietud. Con el fin de ofrecerles el mejor futuro posible, Fatima trabaja como señora de la limpieza con turnos de trabajo poco convencionales. Un día, se cae por las escaleras. Durante su paro laboral, Fatima empieza a escribir en árabe lo que no ha podido decir en francés a sus hijas hasta ese momento.