Pasajeros en fila en el Metro de Bilbao para recoger el nuevo compañero de viaje: las mascarillas. Tampoco se han quedado sin ella los usuarios de la estación de tren de Valencia. Además de Policía y Guardia Civil, en el intercambiador de Sants, en Barcelona, también han ayudado en el reparto 600 voluntarios de Cruz Roja y Protección civil. Millones de mascarillas para utilizar en los transportes públicos, poniéndosela y quitándosela con mucho cuidado. El mayor inconveniente es que solo se pueden usar unas horas en los viajes al trabajo y nada más. Son desechables y tras utilizarlas hay que tirarlas lo que ha provocado las quejas de los que tienen que coger el transporte público varias veces.