Por si alguien no se había dado cuenta, tras la eliminación en Liga de Campeones y el 4-0 del pasado sábado, «aún quedan 10 jornadas». Y mucha tela por cortar, como Manuel Llorente recordó ayer a plantilla y cuerpo técnico. Pero no lo hizo en la Ciudad Deportiva, a diferencia de otras veces, sino en una comida de hermandad que se celebró en el Restaurante Rioja de Benisanó. Uno y otros compartieron mesa y mantel por primera vez en lo que va de temporada, acompañados también por el coordinador de la Secretaría Técnica, Braulio Vázquez.

El ágape tuvo lugar después del entrenamiento. No faltó nadie. Ni nada. Primero unos entrantes y un buen plato de paella valenciana hecha a leña. Después, un breve discurso del máximo mandatario. Con más zanahoria que palo. Aunque Llorente reclamó al equipo que «no se venga abajo» y que «hay que ser terceros» en la Liga BBVA, lo principal fue su mensaje de confianza de cara al futuro inmediato. En opinión del presidente, así lo expuso el mismo, el choque ante el Sevilla supondrá «un punto de inflexión». Está seguro que los tres puntos se quedaran en casa.

El cónclave se produjo un día después de la reinserción de Miguel a la plantilla. «Es en los momentos menos buenos cuando hay que estar más unidos que nunca y sacar la situación adelante entre todos», explicaba Mata antes de la comida, con la que el dirigente demostró que baja a la arena si la situación lo requiere. Y ese era el caso, después de crisis provocada por los últimos tropiezos.

Los jugadores se repartieron por el comedor a su gusto. Manuel Llorente, por su parte, compartió mesa presidencial con Braulio, el delegado de equipo (Voro González) y los miembros del cuerpo técnico: Carcedo, Masach, Vila y, lógicamente, Unai Emery. Lo más llamativo, que el vasco fue uno de los 40 comensales con el rostro más serio.

Al tratarse de una comida oficial, por así decirlo, el dinero para pagarla no salió del bolsillo de ningún miembro del vestuario. Las celebraciones de cumpleaños o lo recaudado por las multas quedan para otras oportunidades; la cuenta la pagó el club, como si de una inversión a medio plazo se tratara. Hay que hacer un «último esfuerzo» —expresión también empleada por Llorente—, porque la clasificación directa para la Liga de Campeones 11/11 está en juego en los dos meses que restan de curso.