Ahora está teniendo continuidad, Miguel entrena con ustedes pero no entra en las convocatorias, ¿es injusto decir que Bruno juega porque no está el portugués?

—Me da igual, no busco nada más que el equipo gane. Y lo que diga la gente… entiendo a cada uno que es libre de pensar y pueda decir lo que quiera, si hay gente que cree eso perfecto, si no lo creen también. No puedo entrar en la mente de cada uno.

—Las relaciones entre dos futbolistas de campo que comparten posición suelen ser diferentes a las de los porteros, ¿tienen buen rollo?

—Tenemos muy buena relación. Siempre digo lo mismo, para mí lo único que importa es ser buena persona y Miguel lo es. Puede haber cometido algún error, él lo sabe, lo ha pagado y ya está. Con él tengo una relación excelente, porque para mí es muy buena persona.

—¿Hay quien piensa que usted es el patito feo del grupo?

—No entro en eso, está claro que desde el primer día me he sentido muy observado. A veces me pitaba la gente y siempre me tocaba a mí la culpa bastante, pero cada uno es libre de pensar. Desde el primer día me sentí muy observado en ese sentido, pero es normal y cada uno se expresa de la forma que quiere, si me han de pitar lo harán haga lo que haga. Cada uno es libre de dar su opinión.

—¿Está siendo más feliz al tener continuidad?

—He intentado ser feliz siempre, con o sin continuidad, pero claro, cuando juegas es más fácil. Bueno, ahora estaba jugando pero a la vez jodido porque habíamos encadenado varias derrotas y ha sido muy duro. Ahí pasas por momentos difíciles, sobre todo tras la eliminación de la Champions. El futbolista quiere jugar siempre, y más un jugador de la zona de atrás que tiene que tener continuidad, pero la clave es ser feliz juegues o no.

—¿Después de lo que sufrió con los tobillos hubo gente que le quiso retirar antes de tiempo?

—La gente da su opinión, pero es grave que no te den el voto de confianza. Salí de una lesión, pero todo tiene su proceso, era una lesión complicada. Estuve parado el último mes y medio de la temporada pasada, mas los dos de vacaciones, ya suman tres meses y medio. Comencé la pretemporada a otro nivel, y son casi cinco meses trabajando a un ritmo inferior al de mis compañeros, eso es mucho tiempo. Ahora, según los datos del preparador físico, estoy teniendo resultados muy buenos y estoy convencido de que conforme pase el tiempo me encontraré mejor.

—Están apareciendo nombres de laterales derechos para reforzar el próximo curso; ¿el VCF necesita un chico joven o alguien con experiencia?

—Que suenen nombres es normal, porque ocurre en todos los lados y tanto a Miguel como a mi sólo nos queda un año de contrato. Es normal que el club quiera reforzarse y mejorar, mirando por su beneficio. ¿Un veterano o un joven? Al final es una cuestión del club y del entrenador decidir qué es lo que más interesa, pero lo que queremos todos es lo mejor para el VCF.

—Si sale Miguel del club y se queda usted, ya hay experiencia.

—Lo mejor es que traigan a un futbolista que tenga ganas de jugar, trabajador… Lo que queremos es ver al VCF lo más arriba posible.

—¿Ha visto jugar a Montoya?

—Sí, lo he visto y me parece muy buen jugador. Es joven, está haciendo una gran temporada y tiene una gran proyección.

—¿Qué le llama la atención de él?

—Que sea consistente, en defensa muy fuerte. Me gusta mucho ver fútbol y sé cómo es.

—¿A Bruno le molesta que se hable de laterales derechos?

—No. Sinceramente, cada uno tiene su opinión. Pienso que es una cosa con la que debemos convivir, es complicado, pero debemos ser conscientes de que no somos personas y sí mercancía. Tú interesas ahora, pero estás mal, y vas fuera. En el momento en que entiendas que funciona así, que el club busca mejorar para estar al máximo nivel, ya está. No hay más. El club busca laterales derechos o aparecen nombres, es lo que hay. Ahora tiene a dos que acaban dentro de un año y buscarán lo mejor, el fútbol funciona así.

—¿Puede afectar al rendimiento?

—Al que le afecte, mal lo tiene y tiene un problema. Debemos ser conscientes de que el fútbol funciona así.

—Su intención es seguir, ¿se ha reunido ya con el club para ver cuál es la idea que tienen aunque tiene un año más de contrato?

—El objetivo es acabar la temporada, no nos planteamos más allá y después veremos lo que pasa. Ya sabemos cómo es de imprevisible el fútbol, no se sabe lo que ha decidido el club y qué es lo mejor para las dos partes.

—¿Sería un error que el futuro de Unai dependiera exclusivamente del final de temporada?

—Volvemos a lo de siempre, creo que lo más importante es que lo que se decida se haga convencido al cien por cien. Quedar segundo o tercero, ganar una Copa o un título, no debe ser suficiente motivo para que se renueve a alguien sí o sí. La decisión debe ser de club y que crea al cien por cien en el entrenador y en el proyecto. Si están convencidos plenamente que se le renueve, y si no es así, otra cosa. La decisión que se tome debe ser consensuada y convencidos de ella.

—¿No estaba esperando a que llegaran esos días para ver fútbol?

—Sí, eso sí, por la televisión. Los veía todos, sobre todo equipos de la zona.

—Uno de los motivos que esgrimía la LFP para aplazar la jornada anterior era la posibilidad de ingresar alrededor de cien millones de euros, pero las deudas siguen ahí.

—Sí, porque se ha entrado en una espiral en la que se va por encima de los ingresas o de lo que se puede. Ahora los clubes son más serios en ese aspecto, más realistas, lo que ocurre es que hay muchos clubes que por sobrevivir en la máxima categoría han de estirar más el brazo que la manga. Ojalá que si este dinero entrara al final, se reparta a los equipos más necesitados.

—¿Puede ser también un tema de cultura, en los países de nuestro entorno todo el fútbol es de pago?

—Todas las partes son entendibles; la gente de a pie, tal como está la situación económica, quizá no se puede permitir tener contratada una compañía privada de televisión. También se entiende que el fútbol es lo mismo que puede ser el cine o los libros, y todo aquel que quiere leerse un libro o ver una película paga. Aquí nadie regala nada y son de interés general como el fútbol, siempre que no entremos en las descargas ilegales. Las dos partes son entendibles, y para que el fútbol sobreviva y tenga el nivel de ahora hay cosas que se tienen que hacer.

—Tengo entendido que le encanta la cocina japonesa.

—Sí, nos gusta mucho.

—¿Ha ido a Japón alguna vez?

—No, es una cultura muy interesante y es uno de los viajes pendientes que se tienen que hacer.

—¿Ha seguido de cerca el terremoto?

—Sí, mucho. Lo peor está pasando ahora, que es el tema nuclear y puede dejar unas consecuencias graves. No estamos acostumbrados aquí a que un terremoto llegue a ese nivel, y por eso le hemos dado más importancia de la que le dieron ellos.

—Ellos, desde la distancia, lo han asumido con naturalidad.

—Están acostumbrados, es otra cultura y es un país preparado para este tipo de catástrofes. La sensación es que lo han vivido con normalidad. Han sido un ejemplo de cómo comportarse ante una catástrofe de ese nivel.

—¿Va a dejar de ir a los restaurantes japoneses?

—No, no (risas). La verdad es que ahora se habla mucho del tema alimentario, pero son cosas que están muy controladas y en ese sentido no hay ningún problema.

—Su mujer diseña camisetas, ¿qué lema le pondría usted?

—Debemos aprender en nuestra sociedad a ver cómo afrontan la situación, ver a la gente haciendo cola por comprar siempre con un orden es impensable aquí. Hay que aprender de eso para mejorar.

—¿Tiene curiosidad por viajar al mundo árabe?

—Sí, me considero una persona abierta a todo y son viajes que gustaría hacer, pero debes encontrar el destino oportuno. No puedes ir a la aventura, sobre todo en el primer viaje a esa tierra para no llevarte una decepción muy grande, pero me han hablado bien de muchos lugares, como Casablanca.

—¿Qué piensa de todas las revueltas que están ocurriendo? ¿Están dando un paso para acercarse a la vida occidental?

—Es una pena, soy bastante ingenuo en estas cosas, pero creo que detrás hay muchos intereses económicos, como el petróleo… Es una pena que nos movamos únicamente por temas económicos, porque hay civiles en sus países que están sufriendo. Nunca es bueno una intervención, pero si se produce que sea en beneficio de la gente de allí, no para el beneficio nuestro o de otra gente.

—En las guerras siempre mueren los mismos, ¿no? Se habla de que Gadafi puede estar en Venezuela.

—Está claro que siempre sufren los mismos, la gente con menos recursos y es una pena que en un mundo así estemos evolucionando malamente. Se ve cada día, en un mundo con las posibilidades que tenemos, que haya gente que no tenga nada que llevarse a la boca o no tenga agua, deberíamos hacérnoslo mirar. No sólo nuestro ombligo, sino que al lado también hay otra gente y pequeños gestos son los que hacen. La gente a veces no es consciente que con pequeños gestos de cada uno se pueden hacer muchos casos.

—¿Se imagina un campo de fútbol sin que la gente fume?

—No he estado mucho tiempo en la grada y no ha sido una incomodidad para mí como lo ha podido ser para otra gente que tiene delante a otro que se fuma el típico puro de un partido de fútbol. Todas las partes son entendibles, el camino es que cada uno sea libre sin perjudicar a los demás.