En Gante, tres periodistas que trabajan en Valencia para medios de comunicación nacionales -de esos muy meseteros- se burlaban alegres antes del partido de la portada de SUPER que decía «no hagamos el indio». Supongo que ahora, después de que unos y otro -jugadores y entrenador- hayan hecho el indio y el ridículo, se harán los ofendidos y todas esas bobadas que solemos decir los periodistas cuando toca ponerse profundos, pero la realidad es que cuando alguien se burla de esa portada es porque le da absolutamente igual qué pasa con el Valencia. Para ellos, decirles a los jugadores que aprieten y ganen para meter a la institución en la siguiente fase de la Champions es hacer el canelo. Ellos solo piensan en Nuno porque lleva unos días débil y tal vez abra la mano por fin y se les acerque un día a contarles algo que escribir. O puede que incluso pasado mañana hasta les conteste a un mensaje de wasap y con ello vender una exclusiva «a Madrid». Si de por medio la afición del Valencia se desespera y sufre angustiada con el equipo y su entrenador, les da lo mismo. Dirán que los valencianistas no saben lo que quieren y defenderán al entrenador porque les conviene; es su bolsillo. Sí, yo he defendido a Amadeo Salvo y a Rufete, y ahora mismo no sé si acerté o me equivoqué porque estoy tan quemado que me cuesta analizar las cosas, pero lo hice porque creía que era lo mejor para el Valencia, no por un plato de macarrones frío y sin queso... Y como Salvo en cambio les plantaba cara, por esa misma regla de tres siguen sin admitir que con Rodrigo Caio empezó todo. En lo que al equipo se refiere, solo queda esperar a que las gentes de Singapur decidan el día y la hora. Esto no tiene remedio. Aunque futbolísticamente es casi utópico, lo cierto es que el Valencia puede ganar el próximo partido, -el de Liga en Balaídos-, pero dará lo mismo. El Valencia ayer podía haberse clasificado para la siguiente fase de la Liga de Campeones si hubiera ganado y sus jugadores se pasearon, por lo tanto, no hay otra solución que echar al entrenador porque no lo quieren. Él sabrá...

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