El partido contra el Celta no era sencillo. Ya no se trataba de la última media hora ante un adversario con los sentidos puestos en LaLiga, como el Leganés. Con el Celta de Radoja, Chelo Díaz, Wass o ´Tucu´ Hernández como adversarios en el centro del campo y un ambiente difícil, Carlos Soler volvió a emerger ofreciendo respuestas muy sólidas. El canterano cargó con el peso del Valencia durante la segunda parte y no se cortó. La personalidad y el fútbol del centrocampista emergen en la tragedia como solución inmediata. Por como juega, por como hace jugar, por como progresa hacia el frente con el balón pegado al pie, por posición y por el equilibrio que está listo para aportar debe ser titular en este equipo. El Valencia se jugará la vida el próximo lunes en Pamplona. Un pinchazo ante Osasuna puede ser dramático, pero uno de los pocos jugadores que han demostrado que tienen condiciones para sumar y no acobardarse en competición es precisamente Soler.

La derrota -dura y severa- ha servido para reivindicar las posibilidades del mediocentro, que lleva desde la pretemporada en la dinámica del primer equipo. Voro le dio entrada tras el descanso por Enzo Pérez y el cambio produjo un impacto muy positivo en el equipo. Soler es mediocentro, lleva el rol dentro y lo interpreta de forma natural. Su primer pase es superior al del argentino, también al de Mario. Medrán es un interior con condiciones más aprovechables en ataque y Parejo no puede ser pivote porque el momento reclama otras condiciones. El ´seis´ es una zona capital. La personalidad de un equipo lleva la marca de su mediocentro o sus mediocentros y ahora mismo, todos -Enzo, Parejo, Medrán o Mario- están desbordados. Soler pide paso ante sus competidores por energía, mente limpia y calidad. Voro debe encargarse de medir los tiempos. El míster conoce a la perfección los pasos que debe dar y como debe gestionar el proceso. Ante el Celta, Voro dio una señal clara. Al descanso, Enzo se fue fuera. El capitán, cargado con una tarjeta desde bien pronto y al límite de la expulsión en un par de situaciones, se quedó en el banquillo.

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El Valencia sufre y tiene que luchar contra todo en cada partido. El Celta lució un plan y mucha pegada. Mestalla ha recibido a Soler como un foco de ilusión y esperanza. El chaval tiene crédito y confianza por su calidad, su trayecto en las categorías inferiores, su rendimiento en el filial y su raigón valenciano y valencianista. Es el contraveneno en un momento de desarraigo pleno, donde tanto se echan de menos jugadores que quieran dejar huella durante muchos años en el club y con los que la afición pueda identificarse. Soler es un ´jugador propio´, representa lo auténtico.