La mayor preocupación de Voro antes del partido del Villamarín era que no se repitiera el sonrojante agujero en el centro del campo del partido contra el Eibar. La baja de Carlos Soler por sanción y la de Enzo Pérez por lesión se lo ponían un poco más difícil todavía. A su favor tenía la vuelta de Dani Parejo. Había que buscar soluciones tácticos y el técnico las encontró cambiando el sistema. Aparcó el 4-3-3 y se estrenó contra el Betis con un 4-2-3-1. Su apuesta fue prescindir de un mediocentro, apostar por un doble pivote con Mario Suárez y el propio Parejo y rescatar la olvidada mediapunta con la entrada de Fabián Orellana. Fue todo un acierto. La apuesta del chileno, como su nueva posición, salió de diez.

Orellana estuvo muy activo durante los primeros cuarenta y cinco minutos del partido. El chileno se convirtió en el mejor socio de Parejo y ayudó a que el juego del equipo fluyera por dentro. Algo difícil de ver en este Valencia. Fabián puso la chispa y el salto de calidad a la hora de armar jugadas. Lástima que ayer no fuera el día de los de arriba. La sensación cuando el chileno entró en contacto con el balón es que iban a pasar cosas. Ideas claras, buen control de los espacios y mejores elecciones a la hora de asociarse. Oxígeno puro para la medular. Además, fue el valencianista más desequilibrante en el uno a uno con dos regates. El bético Rubén Castro fue el mejor del partido en esa faceta con cuatro. Inyectó frescura en la zona de tres cuartos y al mismo tiempo trabajó como el que más en tareas defensivas. Por si alguien tenía dudas de su actitud y profesionalidad dentro del terreno de juego. El chileno ayudó en la presión a la primera línea, recuperó tres balones y cometió una falta. Sí, es un jugador problemático, pero para los rivales. La lástima es que la gasolina de Fabián se fue agotando a medida que pasaban los minutos. La segunda mitad se le hizo demasiado larga. Lógico. No jugaba de inicio desde el Celta de Vigo-Sevilla del pasado 11 de diciembre de 2017. Hace justo dos meses. Voro lo retiró del campo en el minuto 81 en sustitución de Joao Cancelo.

¿Y ahora qué? ¿Mantendrá Voro la posición de Orellana en el enganche ante el Athletic de Bilbao o recuperará su trivote de seguridad con Parejo y la vuelta de Enzo y Soler? Voro tendrá que madurar la decisión a lo largo de la semana. Lo que está claro es que la polivalencia de Fabián para jugar por fuera o por dentro va a convertirlo en un jugador clave en la segunda vuelta.

Igual que lo será sí o sí también Parejo. El de Coslada volvió al equipo y lo hizo asumiendo los mandos de la medular tanto en la construcción como en la destrucción. Este sábado se arremangó en defensa, amarilla incluida, y supo sufrir como el resto de compañeros. El equipo lo agradeció. Mario, por su parte, mejoró sobre todo a la hora de no cometer errores no forzados como ante al Eibar. El equipo supo sufrir y acabó llevándose el empate. Un punto de esfuerzo para respirar en la tabla y recuperar el centro del campo perdido. Con Orellana fue más fácil.