En Cornellà había mucho en juego. Al menos para el corazón de muchos aficionados. Como el del pequeño Hugo Ruiz de nueve años. Si para algún valencianista fue especial el partido contra el Espanyol fue para él. Pasó algo que ni siquiera había soñado. Viajó con Salva -su padre- en el avión del equipo y conoció en persona a todos los jugadores. ¡Hasta bailó con ellos! Se llevó a casa un balón con los autógrafos de la plantilla, pero sobre todo un recuerdo para toda la vida. "Todavía está flipando", dice el padre.

Salva, su mujer María y los dos pequeños Marcos, de doce años, y Hugo de nueve son abonados del Valencia. Tienen el pase en la Grada de la Mar. Una llamada de teléfono revolucionó a la familia la semana pasada. La Peña Miguel Ángel Angulo de Riba-roja del Turia era la premiada para viajar con el equipo. Salva tenía dos plazas libres... y un problema. ¿Me acompaña Marcos y Hugo? Sus hijos se lo jugaron a suertes. Lo hicieron con una moneda. Ganó el mayor. Sin embargo, vio tan hundido a su hermano pequeño que le cedió el viaje. "Como padre me quedo con ese gesto. Esa fue mi gran victoria", dice Salva. Llegaron los primeros al aeropuerto.

Hugo llevaba un balón. Hablaron con el delegado Camarasa para saber cuándo era mejor pedir los autógrafos. "En el aeropuerto que en el hotel es más difícil", decía Paco. En ese momento llegó Zaza. El italiano le chocó la mano a Hugo y fue el primero en firmar el balón. "Vente", le dijo el italiano. Así fue coleccionando autógrafos y fotos hasta que despegó el avión. Aún le quedaban jugadores. ¿Y ahora qué? Hugo, alucinado, se fue a las filas de atrás del avión para que no se le escaparan. Tenían la música puesta. Montoya bromeó con él. "¿Tú sabes bailar?". Hugo asintió con la cabeza. "¡A ver, a ver!", le animaban los jugadores. Hugo bailó. Era la felicidad completa. Por si fuera poco ganó el Valencia con gol de uno de la casa, José Luis GayàValencia José Luis Gayà. Munir y su novia les atendieron amablemente a la salida del estadio. ¡El único que se les escapó fue Mangala! El francés se quedó en Barcelona para ir a la Fórmula 1 y no regresó con el equipo en el avión. Hugo nunca olvidará Cornellà. Para que luego digan que no había nada en juego.