La que ha montado la Central Lechera con lo del antimadridismo. Oiga, que yo me declaro esencial y fundamentalmente antimadridista, que para mí es una forma de vida, que cuando voy a pasear al perro lo hago como buen antimadridista, con la bolsa para las boñigas. El otro día le robó un trozo de hueso al rottweiler del vecino y se lo devolví porque los antimadridistas no robamos ni Ligas, ni copas, ni penaltis, ni trozos de hueso, y hace poco me cambié de coche y cuando estaba en el concesionario y mi mujer y yo habíamos elegido el nuevo, al señor que los vendía se le ocurrió decir «habéis hecho una buena elección porque uno como este lleva el mayordomo de Florentino Pérez y bla, bla, bla», y no se imaginan la bronca que me comí por empeñarme en cambiar de modelo... ¡y hasta de color! Para que se hagan una idea, lo primero que les pregunto a las parejas de mis hijas es si son del Real Meseta... Y así podría seguir hasta el infinito y más allá que no me entenderían jamás, pero lo mismo me da que me da lo mismo porque lo único que quiero decirles es que no soy un delincuente. ¡Pedrerol, no soy un delincuente! No quiero que caiga una bomba en el Santiago Bernabéu un día de partido contra el FC Valors, ni que al Señor CASTOR -es decir, Florentino Pérez- le atropelle un coche y a Cristiano un tráiler. Que yo no quiero que a Benzema se le entienda al hablar o que a Sergio Ramos le parta la crisma un rayo, que yo lo que quiero es que pierdan un partido de fútbol...y otro, y otro. ¿Es pecado o delito eso? Oye, qué pesados se ponen...

Lo que yo haría

Ni me acordaba del sabor de las derrotas que escuecen porque no las esperas. Si hasta se agradece un poco de salsa en la crítica y el debate porque sirve para que nos acordemos todos que es perfectamente compatible, o digo más, ha de ser necesariamente compatible decir que Marcelino es lo mejor que le ha pasado al Valencia en los últimos años con que el otro día seguramente no acertó y los aficionados se llevaron un disgusto porque esperaban el partido como una fiesta. Y sé que él debe basar sus decisiones en virtud de cuestiones únicamente futbolísticas, pero era día para poner a los mejores y celebrarlo todos junto al dueño, que tan responsable es de lo bonito de ahora como de los fracasos del pasado. La clasificación para la Champions no peligra, por ello dejar el estricto guión de la planificación por un día y pensar en la grada era posible. PD: Marcelino, no hagas caso, sigue haciendo lo que consideres es lo mejor.

Más opiniones de Carlos Bosch.