Pues ya me gusta que en España se le dé más importancia al clásico de la semana que viene entre el Real Madrid y el FC Barcelona y a la posibilidad de que se suspenda por problemas de seguridad ante las protestas de independentistas catalanes, que al partido de Mestalla del domingo. Y me gusta, o digo más, me encanta, porque históricamente al Valencia CF le ha ido mejor cuando no se le tiene en cuenta, cuando es el tapado invisible. Hay periódicos en Italia que lo ven como el rival más asequible para sus equipos de Champions, en España algunos dicen que la celebración de los futbolistas en Amsterdam tras ganarle al Ajax y meterse en los octavos de final fue desmesurada -lo mismo decían de las celebraciones de las eliminatorias de Copa del Rey de la temporada pasada-, y otros ni se han parado un instante a hacer una valoración del impacto que supone para el club, su afición y para el proyecto. Nadie pone el acento en la posibilidad de que el Valencia CF tenga un buen entrenador que ha encontrado la química con el vestuario y unos futbolistas que además de buenos, tienen hambre de gloria porque han ganado una Copa del Rey pero quieren más. Lo dicho, mucho mejor porque es el escenario perfecto.

Y ya que estamos, hablemos del proyecto ante la inminente visita de Peter Lim a València. Es evidente que no siempre lo urgente es lo importante, y lo importante es tener una estructura deportiva en la que el Valencia CF está trabajando para el medio plazo, pero lo urgente ahora es el mercado invernal y las renovaciones de Carlos Soler y Ferran. Pues bien, en cuanto a lo primero, seré claro: lo que quiera Celades. He estado mucho tiempo diciendo que el mejor activo del club son sus futbolistas y que con ellos se van superando poco a poco batallas del pasado reciente, y que en medio de la nada en la que por momentos parecía vivir el Valencia CF, han emergido ellos para tirar del carro y convertir pitos, dudas y hasta rabia, en aplausos, orgullo y una identificación con un escudo y unos colores que son la base sobre la que se construye el edificio de todo club de fútbol que como el Valencia CF, tenga la ambición de llegar. Pues bien a ellos, se suma Celades. El entrenador ya forma parte de esa ecuación. Y no porque lo diga yo, porque lo dicen el abrazo que le da Parejo sobre el césped del Johan Cruyff de Amsterdam, y el beso que le da Gayà. No estoy en plan cursi, lo que digo es que detrás de esos gestos de dos de los futbolistas que más poder de contagio tienen en el vestuario hay un reconocimiento a su trabajo, un respeto que se puede calificar como mínimo de profesional, y eso algo indispensable para que un equipo funcione. Los jugadores han de ver en su entrenador alguien que les puede llevar al éxito, y eso es lo que en el fondo dicen los gestos de Gayà y Parejo: confiamos en ti. No digo que se fiche al futbolista que Celades pida, digo que si pide un lateral derecho de rendimiento inmediato, se le fiche eso.

Si el asunto de los fichajes lo fundamentamos en la confianza que Celades ha sido capaz de generar en torno a su figura, y tengo claro que se debe a los resultados pero esto es lo que tiene el fútbol, el tema de las renovaciones trasciende al entrenador. Es evidente que si eres futbolista de un equipo de fútbol es más fácil que renueves si al frente hay un entrenador de fútbol que si hay un comentarista de televisión, pero han pasado desapercibidas algunas. Me refiero a la renovación de Jaume Domènech. El de Almenara forma, junto a Gayà y Parejo, el núcleo duro del vestuario. En todos los vestuarios hay futbolistas que mandan y tienen la capacidad de contagiar al resto. Son los que llevan la bandera. Por eso, que un tipo con la energía y carisma que tiene Jaume, un tipo que se pone siempre al servicio del equipo, sea el primero en decir "yo confío en el Valencia CF", es una gran noticia. Si los pesos pesados del vestuario están con el proyecto es más fácil que los jugadores jóvenes piensen que su presente y futuro está aquí. Eso sí, no caigamos en el error de negarle a los de la casa que dan la cara y demuestran que son vitales, lo que luego les daremos a 'Pepitinho' o 'Ramilovic' del Sporting de Lisboa o del Oporto.