Vamos con algunas reflexiones futbolísticas generadas por algunas cosas que han dicho entrenadores como Djukic y Abelardo en sus presentaciones en el Sporting de Gijón y el Espanyol. Y todo para tratar de reforzar mi teoría particular de que hoy en día, a no ser que pongas un comentarista de televisión a entrenar -que eso ha pasado en el Valencia CF-, normalmente todos los entrenadores que llegan a dirigir equipos de élite tienen la suficiente formación táctica para el cargo.

Es evidente que hay entrenadores que son tácticamente más sofisticados que otros -Guardiola es hasta obsesivo en ese sentido- pero lo que termina marcando la diferencia es la gestión del vestuario. Siguiendo con Guardiola, decidió abandonar el Barça cuando se dio cuenta que los pesos pesados ya le cuestionaban decisiones, y por la misma cuestión parece plantearse ahora salir del City en verano. En el Valencia CF hemos tenido un ejemplo claro recientemente con Marcelino. ¿Es un entrenador sofisticado o minucioso en el aspecto táctico? Pues no, pero eso no significa que sea mal entrenador, es más bien básico en lo táctico y muy fiel a sus ideas. ¿Dónde estuvo entonces la clave del éxito de Marcelino en el Valencia CF? En que sus futbolistas acabaron ‘matando’ por él. Marcelino más que imponer, convenció. Lo vimos cuando el vestuario supo que su cese era una posibilidad. Empataron a uno en Mestalla ante el Valladolid y Rodrigo dijo que el penalti «lo he fallado yo, el entrenador no falla penaltis», Parejo marcó un gol y fue a abrazarlo para que lo viera todo el mundo y luego dijo «si la gente cree que el problema de este equipo es el entrenador yo digo que la gente se equivoca» y algo similar sucedió con Gayà.

El Valencia CF aguantó y luego vino lo que vino, la Copa. De Celades dice Parejo que es «inteligente» y Coquelin dijo que ha entrado en el vestuario con ambición y humildad, que es otra manera de decir que ha sabido ganarse al vestuario. Pues bien, Djukic llega a Gijón con un Sporting en plena crisis y el día de su presentación dice «siempre digo que mi intención no es ser colega de los jugadores», en cambio Abelardo asegura que no ha pedido «ningún refuerzo, todo lo contrario, estoy encantado con lo que tengo. Si la dirección deportiva cree conveniente traer algo que mejore lo que hay perfecto pero no he pedido nada». Si tengo que apostar entre Djukic y Abelardo, creo que el asturiano será capaz de levantar al equipo porque los jugadores terminarán creyendo él... Dicho esto, mucha suerte a Djukic y su Sporting.

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