Recuerdo haber dicho o escrito un par de veces en las últimas semanas que los futbolistas del Valencia CF están en la frontera de que los aficionados que hasta hace nada los idolatraban con todo merecimiento, duden de ellos porque eligen qué partidos jugar y qué partidos no jugar. Yo creo que eso no pasa en este equipo -aunque a veces en caliente me pongo de los nervios como todo el mundo-, pero la realidad es que son ya demasiados partidos en los que el rival te ha arrollado con algún que otro partido entre medias en los que eres tú quien arrolla al otro. Y es normal que huela raro. El fútbol tiene estas cosas, y cuando te arrollan no ha de ser necesariamente porque ese día a ninguno de los futbolistas le ha apetecido correr. El problema es que lo parece.

Pues bien, los futbolistas del Valencia CF, en lo que a parecer se refiere, han terminado por pasar la frontera. No los acuso, describo lo que veo. ¿Son los responsables? Pues no son los responsables únicos, ni mucho menos. El club también es responsable, y valga como prueba que cuando se han hecho las cosas bien y con estos mismos jugares, podían no acompañarte los resultados -acuérdense de aquello de Empatencia- pero ningún rival te arrollaba o te dejaba en ridículo.

Miren, si se dan por aludidos que se den, pero que quede claro que no es mi intención, lo que pasa es que llega el sábado y los que juegan son ellos, los futbolistas. Que no son los únicos ni siquiera diría los máximos responsables, lo tengo claro, pero son los únicos que el sábado pueden ganarle al Betis. Cuando un equipo de fútbol tiene que echar mano del arrebato de sus futbolistas es mal síntoma porque significa que el plan no funciona, que es precisamente lo que le ocurre al Valencia CF. A partir de ahí me parece perfecto que el presidente se reúna con los cinco capitanes porque es evidente que la cosa no funciona y hay que solucionarlo. Y si Parejo y Anil han hablado de lo que dijo el capitán el pasado sábado sobre el club, pues mejor porque o hablan como seres adultos, o no hay manera de arreglar nada. Habrá quien me diga que con reuniones, cenas, bodas y comuniones no se ganan partidos y le diré que toda la razón, pero también le digo que me quedo más tranquilo si los cinco capitanes del Valencia CF se reúnen con el presidente y del encuentro salen todos convencidos de que lo mejor que pueden hacer es poner el foco y todas sus energías en ganarle al Betis porque nada es más importante en estos momentos.

Ya dice Guardiola que lo último que tiene que perder un grupo de futbolistas es la autoestima y la confianza, y espero que hablar las cosas sirva para que llenen las dos mochilas. Por último, espero también que Celades se dé cuenta de que entrenar al Valencia CF es la oportunidad de su vida y que haga algo. Su equipo se desangra y él no cambia de cara...

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