Hace unos años el Villarreal se fue a segunda y el Valencia CF El Valencia CF era un equipo de Champions que quiso llevarse al buque insignia del Submarino y vale que entonces no existía el control financiero, pero Fernando Roig se lo puso crudo a Llorente, entonces presidente blanquinegro. El mensaje de Roig fue claro, yo me voy a segunda pero hay cosas que están por encima de la economía y los resultados deportivos. Los resultados van y vienen. Un día aciertas y ganas la Copa y al siguiente fallas y quedas el décimo, pero importa el mensaje que transmites como club. Cuando el Valencia CF quiso fichar a Bruno, Fernando Roig emitió un mensaje, esto no es un cortijo, estamos en segunda pero si el Valencia CF quiere a mi capitán lo va a tener que pagar. Ahí había un propietario que entiende que hay códigos que están por encima de los balances económicos. Años después es el Valencia CF quien se ha equivocado y el Villarreal quien ha acertado. Ahora el Villarreal quiere al capitán del Valencia, y el Valencia, literalmente, se lo regala al Villarreal porque tiene una plantilla que no puede pagar. ¡Pues haber acertado! Repito, más allá del control financiero, hay códigos que son de club. El mensaje que emite ahora el Valencia es muy diferente al que emitió en su momento el Villarreal. ¿La diferencia? En el propietario. Uno gestiona teniendo en cuenta el orgullo, en este caso su orgullo personal, válido y respetable, y el otro, el del Valencia CF, gestiona sin tener en cuenta el orgullo de sus aficionados. ¡Cagada! Para el valencianista es una afrenta que Parejo , y eso, el presidente y el dueño del Valencia CF lo tienen que tener en cuenta.

Gestionar el Valencia sin tener en cuenta a la grada solo tiene una consecuencia, ser pasto de ella. Mestalla devorará a Meriton. Solo es cuestión de que vuelva la normalidad y cuatro malos resultados. Ser un 'outsider' como Anil Murthy puede tener de bueno que te permite gestionar sin dejarte llevar por la presión del entorno, pero el presidente del Valencia ha cruzado la frontera. Una cosa es gestionar sin presión y otra gestionar de manera que te dé lo mismo lo que piense el valencianismo. La consecuencia es una crisis social sin precedentes. Da lo mismo si se monta una manifestación y van pocos o muchos porque los que van representan a bastantes. Detrás de los que estaban en la plaza de la afición hay una corriente intelectual que no quiere a Meriton en el Valencia. Ganado a pulso. Meriton ya tiene fecha de caducidad, falta saber cuándo, cómo y sobre todo quién y por cuánto. Aunque Lim no quiera vender, tiene fecha de caducidad en el imaginario colectivo del valencianismo, que es lo que importa. Creo que esto es imparable, otra cosa es que sea inmediato. Aunque acierten. Que está por ver.

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