El entrenador del Valencia CF, Marcelino García, ha sido muy inteligente los dos últimos meses sabiendo sacar el capote para torear a la prensa cada vez que le preguntaban por el mercado de enero y la necesidad de fichajes. Siempre balones fuera, siempre defensa total de su plantilla y de sus palabras un aroma que parecía que la plantilla no necesitaba nada cuando en realidad el análisis interno era muy diferente y se hablaba de entre tres y cuatro fichajes. En la línea del técnico, todo hablado entre ellos, llegó a afirmar Alemany el 14 de diciembre: «no tenemos ninguna urgencia en fichar, no tenemos ninguna necesidad imperiosa».

Todas esas palabras eran cara a la plantilla para no alterar un vestuario que ha funcionado como un reloj suizo los primeros seis meses de temporada, pero la realidad es que Mateu Alemany y Marcelino García habían hecho su carta a los reyes magos a finales de noviembre, concretamente cuando Peter Lim estuvo en Valencia para ver el partido ante el Barcelona y antes de irse a París para saber si podría fichar a Guedes. En aquella comida cerca de la playa las tres cabezas del proyecto deportivo del Valencia CF actual hablaron largo y tendido de lo que se podía mejorar el equipo en enero y dieron luz verde al fichaje de Kondogbia y al intento por Guedes. La línea establecida fue clara para enero. Si había fichajes, que fueran jugadores que vinieran para poder quedarse en el futuro con el objetivo de que su compromiso fuera total y el club siguiera construyendo la plantilla que quiere y que en verano no le dio tiempo a formar por escasez de tiempo y excesivos cambios que realizar.

Pese a que algún limonero aseguró días después de aquella cita que en la comida no se había hablado nada de fichajes la realidad nos ha dado la razón a los que tratamos de informar honestamente. Allí se decidieron hacer tres fichajes en enero, uno de ellos Cancelo, comprar al pulpo (Kondogbia) y Lim les aseguró que iba a intentar fichar a Guedes y por ello viajó a París y la semana pasada a Catar. De ese tema seguro que en los próximos días pueden leer información interesante en Superdeporte y también escucharla en Tribuna en la 97.7 Radio.

Volviendo a los fichajes de enero y volviendo a la realidad, el tiempo ha confirmado que muchas veces los protagonistas mantienen un discurso público y otro privado, en este caso Alemany y Marcelino lo han hecho de manera excepcional y por el bien del equipo que al final es el bien del club.

Decir que no había necesidad urgente de fichar y tener a Vietto entrenando el día cuatro de enero y a Coquelin casi fichado es una gran contradicción. Más allá de que se termine cerrando o no lo del francés, lo importante es que el club ha pisado el acelerador al máximo para cerrar su segundo fichaje de enero antes del día 10. Y eso es otro cambio en el club desde la llegada del balear y el asturiano. Los últimos años de desastre, el mercado de enero se utilizó a última hora cuando los fichajes eran necesarios desde antes de enero. Ahora, el club sabe lo que quiere y sabe que para asegurar la Champions había que hacer otro esfuerzo para reforzar la plantilla de Marcelino.

Hay muchos expertos que consideran algo caro el precio que pide el Arsenal por Coquelin pero el técnico considera al jugador un fichaje nivel top para la segunda vuelta de la temporada y por eso aprueba ese gasto. El único pero que se me viene a la cabeza es el económico porque Alemany en la misma rueda de prensa que aseguró que no había urgencia por fichar reconoció que había que vender jugadores por valor de 45 millones antes de junio.

Contando que en verano habrá que comprar a Kondogbia, se intentará fichar a Guedes y se podría firmar a Vietto, pensar en otro fichaje superior a los 10 millones es algo que cuesta meter en un balance. Sin embargo, si hay Champions todo eso se verá de otra manera y sobre todo hay otra realidad: el Valencia CF tiene un dueño multimillonario que puede enjuagar esas pérdidas si de verdad se vuelve a ilusionar con el proyecto deportivo. Esperemos que ese sea finalmente el camino porque si no las cuentas no salen sin una venta gorda en verano.