Mañana once de mayo hará un año que Marcelino García firmó su contrato con el Valencia CF y es justo reconocer que en aquel momento todo lo que rodeaba al club eran dudas y más dudas incluso ante una posible espantada del máximo accionista. Ahora, un año después, el asturiano repite por activa y por pasiva que han llegado más lejos de lo que se propusieron como objetivo, que era la Europa League, y pide que se valore mucho lo que se ha logrado. Estoy totalmente de acuerdo que lo logrado no es fácil en el fútbol y que tiene mucho mérito. Ahora bien, creo que no hace bien el técnico en comprar el discurso amargo y perdedor de los escuderos de Llorente y Emery.

Marcelino ha caído de pie en Valencia y casi nadie ha discutido ninguna de sus decisiones desde que aterrizó, teniendo carta blanca para formar un club a su medida, porque el club se encomendó a él como tabla de salvación tras dos cursos en los que se rozó el descenso y los de Mestalla pasaron a ser una medianía de la Liga española. Su primera campaña ha sido magnífica y el aficionado lo venera por haber vuelto a colocar al club donde le toca. Eso es, donde el Valencia CF debe estar habitualmente por historia, por masa social y por propia exigencia interna de la entidad. Ahora bien, a partir de ahora sabe el técnico que la exigencia aumenta porque el aficionado espera dar un pasito más en todo. Y me explico.

Marcelino debe ser inteligente y tratar al valencianismo como lo ha hecho hasta ahora, con naturalidad. Ese miedo de las últimas declaraciones tratando de poner límites y de definir tanto los objetivos denota miedo al valencianismo y asumir lo que algunos quieren contarle sobre el valencianismo. El técnico tiene pánico de fijar objetivos más altos de la Champions o salirse un mínimo del guión por si luego se lo echan en cara y eso no es bueno. La afición del Valencia CF es la más fiel que conozco y la más agradecida cuando ve a su equipo darlo todo en el césped, y eso con Marcelino no se discute.

Decir a estas alturas que el club el año que viene no podrá pelear por las tres primeras plazas de la Liga y que ser cuarto es ser campeón de la otra Liga es a la vez una obviedad y una frase innecesaria. Ese es el discurso que defienden los que van hace meses a la sala de prensa a preguntarle si no tiene miedo de renovar porque quizá si el año que viene las cosas no salen tan bien Mestalla le pite. Mestalla sólo tiene ganas de ilusionarse con su equipo, de verlo competir con los mejores y de vivir grandes noches de fútbol. ¿Qué raro, no? Una afición quiere disfrutar de su equipo y si puede ser ganar. Eso es lo que pide Mestalla, Marcelino. No hagas caso a esos que te meten miedo con lo que será tu gente si las cosas no van bien, porque no se acerca a la realidad. El valencianista simplemente quiere competir. Si se compite, estará contigo y con el equipo. Sin más. Otra cosa es que haya algún mediocre perdedor al que le interese instalar al club en la mediocridad, en la complacencia y en el no se puede aspirar a nada más que no sea como mucho ser cuartos. Eso no es ser deportista ni es el discurso que tanto ha calado en el vestuario y con el que se ha logrado llegar más lejos de lo esperado. Mister, no hagas caso a los cenizos.

La clave está arriba

Vamos a hablar mucho los periodistas en los próximos días de fichajes y creo que si el pasado curso la clave del éxito estuvo en acertar con la base de un equipo, portería y defensa (donde incluyo a Kondogbia), ahora estoy convencido que el salto cualitativo te lo da el acierto en los refuerzos para la delantera. La delantera no significa sólo los delanteros si no también los extremos porque esos también son atacantes y es ahí donde necesita el Valencia CF más cantidad y más calidad. Todos sabemos que es posible que Rodrigo salga si llega un ofertón por él. Ahora bien, si llega ese ofertón por el hispano-brasileño el club tendrá la posibilidad de traer dos o tres jugadores de mucho nivel.

El verano pasado el club esperó hasta el último segundo en el mercado por Gonçalo Guedes y Andreas Pereira. Es decir, esperó hasta el límite para poder traer excedente de PSG y United. Salga Rodrigo o no salga, hace falta pólvora y desborde para competir con los grandes. Hay que acertar con el fichaje, por el que se pague entre 10 y 15 millones, y hay que intentar al máximo la cesión de algún delantero importante que se quede sin sitio en algún club grande. Lacazzete, Martial, Falcao? Sé que hoy suenan a chino pero las últimas semanas de agosto la experiencia me dice que aparecen opciones que hoy son inimaginables.

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