Tengo que reconocer que cuando el club anunció la rueda de prensa del Mateu Alemany no me entusiasmó en exceso porque el mallorquín conoce a la perfección el mundillo y suele ser un experto en alargar las respuestas sin dar muchas pistas sobre lo verdaderamente importante. Sin embargo, esta vez fue diferente y a mi me gustó mucho el mensaje público que mandó como institución de cara al futuro, y de cara al resto de clubes ahora que se acerca el mercado. El director general del club, mantuvo un discurso potente y ambicioso sin caer en los derrotismo del pasado ni poner como excusa en ningún momento la necesidad de vender a varios jugadores este verano para cuadrar las cuentas del ejercicio 17/18.

Cuando Amadeo Salvo llegó al Valencia CF, trató por todos los medios de cambiar ese discurso derrotista y calamitoso que siempre salía desde dentro de que el club estaba en la ruina y había que venderlo todo cada verano. «El Valencia CF no es pobre», repetía Salvo con su intención de recuperar la grandeza perdida. Aquella frase caló y el aficionado fue el primero en creerlo y volver a confiar en su club. No me gusta comparar figuras pero el discurso de Alemany ayer me sonó bien y parecido a aquel de Salvo. Me gustó que defendiera al club ante los que desde el propio entorno valencianista se pasan la vida amargando al personal, vendiendo jugadores, avisando al aficionado de que será casi imposible hacer mejor equipo porque las deudas son muchas y etc...

Habrá ventas dijo Mateu pero a su vez marcó el terreno y aseguró que serán las que le convengan al club y en el momento en el que le convengan al club. Remitirse al precio de la cláusula de Rodrigo fue una manera de hacerle ver al fútbol europeo que este club no tiene ninguna necesidad de regalar futbolistas y que o los pagan al precio que valen o se hará ingeniería financiera para poder quedarse a todos los buenos. Todos sabemos que los jugadores juegan donde quieren y que las cláusulas en muchos casos no suelen servir para mucho si los futbolistas deciden cambiar de camiseta. Ahora bien, cambia mucho una negociación si el club está fuerte y manda ese mensaje a lo que sería si el mensaje que se mandara desde la entidad fuera el de hay que vender como sea antes del 30 de junio.

Personalmente creo que Alemany se ha ganado el crédito y la confianza del valencianismo para pedir paciencia en el mercado porque el año pasado consiguió casi todo lo que se propusieron en el mercado de verano y de invierno. Me alegró escuchar claramente la palabra 'Champions' como el objetivo claro del próximo curso, además de la palabra 'competir' todas las competiciones porque eso es el Valencia CF y a eso debe aspirar. Nadie pide más, pero nadie se conforma con menos por nuestra historia y masa social. El verano va a ser largo y seguro que habrá alguna salida que escocerá al aficionado porque por suerte este año son muy pocos a los que los aficionados quieren vender, y esos por desgracia no dejarán mucho dinero en las arcas. Eso sí, tengo claro que lo que venga será de calidad contrastada para competir al más alto nivel y aquella época de los Pabones, Postigas, Fuegos o Stankevicius no volverá.

Uno de los temas que explicó poco el máximo directivo del club fue el asunto del nuevo estadio y la nueva alianza con Deloitte. El club anunció el pasado lunes un acuerdo con la consultora internacional con el objetivo de lograr tener el nuevo estadio construido en los tiempos que le exige el ATE, en la temporada 2021/2022, pero ayer Alemany no explicó nada sobre ese acuerdo, ni si la consultora llega al club con un plan avanzado o si han elegido trabajar con ellos porque estos hayan ofrecido alguna cartera de posibles inversores para el negocio.

La realidad es que desde el Ayuntamiento siguen a la espera de los documentos que el club no termina de presentar. Desde que Anil Murthy visitó al alcalde de la ciudad, Joan Ribó, el consistorio le otorgó máxima prioridad al proyecto del Valencia CF. Eso significa que cualquier expediente pasa a segundo plano cuando llegan los papeles del proyecto de nuevo estadio valencianista. Sin embargo, pese a gozar de ese privilegio porque los políticos entienden que para la ciudad es prioritario que se acabe el nuevo campo, desde el club no terminan de arrancar el motor y presentar toda la documentación. De hecho, ya se ha pospuesto alguna visita de los bomberos al nuevo estadio para aprobar los primeros pasos de seguridad que son básicos para empezar a validar el resto del proyecto.

Hace ya mucho que dejé de creer las buenas intenciones respecto al campo y me intento ceñir a los hechos. Hasta ahora, veo que siempre se disparan fuegos de artificio pero no se concreta nada y muy a mi pesar tengo la sensación de que la alianza con Deloitte es un nuevo camino emprendido en busca de una solución que nunca llega.

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