Hola, primo, me alegro de que estés bien. Te cuento cómo va la cosa aquí. No ganamos ni al tato. Este es el resumen épico del primer mes de Liga. A ver, tampoco es fácil ganar cuando no jugamos a nada, en concreto. No es por falta de intención. Ni de dominio. Ni de control. Ni de calidad. ¿Entonces? Principalmente, que no generamos ocasiones. Me refiero a esas que espolean a la grada, y vuelven loco el partido. Apenas un par de ráfagas, el sábado, cuando el Betis decidió unilateralmente poner el búnker. Y digo unilateralmente porque no había necesidad de ello. Los equipos saben replegarse contra el Valencia, cierran los pases al hueco, y obligan a Parejo & Co. a jugar de banda a banda, sin mayor historia. Somos como un libro abierto... por la página 1. Se la saben todos los rivales, ya.

Septiembre

Es el mes ideal para la práctica del balompié a media tarde de un sábado. Algo de solana en la grada, calor con el chubasquero, olor a hierba mojada y temperatura ideal, a poco que se levante brisa. València podría ser capital mundial del clima perfecto. El partido fue otro cantar. La grada se mantuvo paciente, y eso es mucho decir. Pero estamos todavía buscando el camino. Gameiro la tuvo en el inicio, cierto es. Pero en su defensa digamos que tiene que acoplarse, y que esa misma jugada, 45 minutos después, es gol en las botas del mismo delantero. Se le ve todavía en fase de adaptación, pero tengo fe en ese jugador. Tiene que encontrar el desparpajo que le sobra a Rodrigo, a veces para bien, y otras veces, como el sábado, por exceso de fe. Perdió el hispano-brasileño algunas pelotas propias de hace un par de temporadas, cuando aún estaba en su camino hacia el jugador letal en el que se ha convertido.

Guedes

Además, el problema es que a ningún jugador le puedes pedir 100% de acierto. Y Gameiro tuvo una clara: esa. Parejo tuvo la del larguero, ya en la segunda parte, con recuperación espectacular de Cheryshev y centro maquiavélico del propio Rodrigo. Pero los palos no ayudan. El Betis puso orden con un lateral endiablado, Junior, un centrocampista total, Guardado -en nada se parece al que pululó por el Valencia CF-, y un jugador de clase como Canales. Luego, salió Joaquín y la grada le ovacionó justamente, aunque un grado menos en el aplausómetro que a Guedes, del que se esperaba que nos sacara del atolladero. Tiene retales de jugador de otro nivel. Más allá de la novedad de Jaume en la portería (para mí, titularísimo sin lugar a dudas) la defensa se mantuvo firme, esta vez, con los jugadores destacando en conjunto, sin estridencias.

Imprevisible

Mención aparte para Piccini. Aunque salvó un gol cantado, luego tuvo momentos extraños, como ese intento frustrado de regate con retruc, con los pies. Aún no ha conseguido que la grada resople, pero tiene que centrarse en no insistir, porque nadie entiende del todo qué está ocurriendo en esa posición. Otro inciso sobre Kondogbia. Un jugador que estaba tocado, y se vuelve a resentir de su lesión, quiere decir que hay pérdida de información en algún lado en la cadena entre el tobillo, la mente del jugador, los servicios médicos y el entrenador. No merece la pena que se la juegue tan pronto, en el año. Por no haber nada en juego, no hay ni puntos. Además, Wass sabe qué se hace, en esa posición. El equipo, mientras, va a lo suyo, que es intentar convertirse de nuevo en imprevisible para los rivales. Nada queda de la apisonadora que fuimos el año pasado.

Matrícula

Nos tienen tomada la matrícula. De vez en cuando, perdemos una cosa que se llama pelota, y los contrarios inician un contraataque de libro, pero como estamos duchos en la materia porque nos han pillado plantando un pino en muchas ocasiones anteriores, parece que hemos aprendido a saber anular el asunto. A partir de ahí, vuelta a empezar. Este no es un Valencia de Champions. Por supuesto, de cara a la temporada que viene. Duele decirlo. No lo es... aún. 3 puntos de 12. Con dos bemoles. Pero tampoco lo es de la Champions contemporánea, la que toca jugar en 48 horas. Comienza el lío, viene la temible Juve, y nosotros estamos al trantrán. No quiero ni pensar en el fin de la sequía de Cristiano, y la condición de equipo revulsivo que ha caracterizado a los blanquinegres toda la vida.

Colores

Los blanquinegres reciben en casa a los bianconeri. En definitiva, todos blanquinegros aunque, evidentemente, los colores no coincidirán en el campo. Los chicos de Allegri son candidatos sempiternos al trofeo máximo, y saldrán como si no hubiera un mañana. Mientras miramos al ex madridista, te la puede liar Dybala. Tienen en sus filas el jugador que más me ha impactado de los últimos años, Mandzukic. Su polivalencia y nivel de rendimiento es abrumador. Grandes nombres para una gran noche en uno de los campos más viejos de Europa. Por lo demás, aquí estamos, viendo la vida pasar. ¿Estamos nerviosos? No. ¿Estamos contentos? Ni de coña. ¿Estamos preocupados? El jueves te lo cuento.