Nada es casualidad

Por si alguien tenía dudas, el pobre espectáculo que ofrecieron Villarreal y Valencia CF las despejó completamente. Ni un solo detalle tuvieron con sus respectivas aficiones. Juego pastoso, timorato, lento hasta la desesperación. Sólo uno de los clamorosos errores en defensa que vienen cometiendo unos y otros podía inclinar la balanza. Tan mal están que ni para provocarlos les alcanza. Cuesta recordar un tiempo en el que clubes supuestamente punteros en España coincidieran en una crisis futbolística tan pavorosa.

Marcelino y Parejo

MarcelinoParejoLo único bueno que dejó el choque para la afición valencianista fue la expulsión de Parejo. Desde su salida del campo su equipo fue otro. El madrileño ha vuelto del verano diez años más viejo. Ralentiza el juego de su equipo hasta extremos desesperantes, llega casi siempre tarde a la marca y recurre a malas artes de veterano getafense para paliar la deplorable condición física en la que se encuentra. Sólo su entrenador parecía no darse cuenta de ello. Tuvo que ser un árbitro especialmente riguroso el que tomase una decisión que hace tiempo debería haber tomado Marcelino. En el próximo partido veremos si la mejora fue casualidad o, como parece, consecuencia natural de la desaparición del mayor lastre que tiene la estructura de ataque del Valencia. Porque con Coquelin, un tipo con unos arrestos sin igual en la plantilla, y Soler lo que antes costaba dios y ayuda se puso en marcha como por arte de magia. Las líneas que antes era imposible superar se atravesaron de repente como si fueran de mantequilla ¡Hasta se puso en aprietos a Asenjo!Submarino averiado

Los amarillos tuvieron otra tarde nefasta. Calleja lo lleva intentando de todas las maneras pero el castillo se le acaba cayendo jornada sí y jornada también. Nunca pareció capaz de superar a esta descafeinada versión del Valencia, del que parece un depresivo calco. Los delanteros viven a kilómetros de distancia de sus compañeros, se abren a banda para recibir en largo porque la combinación brilla por su ausencia y pierden entonces el balón porque nadie acompaña con rapidez para culminar la jugada. Gerard, un buen futbolista, araña desesperado cada migaja que alcanza a controlar. Bacca, lento y acabado, es capaz de no saber ni cuál es su pierna buena cuando tiene la portería en franquicia para embocar. El día que no fallan atrás les alcanza apenas para empatar.

Marcelino y Gameiro

GameiroOtra muestra del verano catastrófico que ha vivido Marcelino es su apuesta por Gameiro. Cuando uno lo observaba en las filas de rivales diversos apenas caía en cuenta de sus tremendas limitaciones técnicas, su exasperante incapacidad en el uno contra uno, su escasísima predisposición para combinar con los compañeros y su parca implicación en la presión al rival. Cada partido que pasa uno lo ve más parecido a Alcácer, lo cual desde luego no es ningún buen síntoma. Si hay que sentar a Rodrigo para poner a Gameiro, apañados estamos.Un rayo de sol

Aunque sea triste, la más amplia ventana que se abre a la esperanza es pensar que para el próximo partido resulta obligado poner a Soler a organizar. El chico se liberó cuando despareció el trote cochinero con el que tenía que convivir y pareció otro futbolista. Tampoco hay que desechar que probablemente se dará el oportuno descanso a Gameiro y que Guedes ya ha empezado a poner en marcha el motor. Tan sedientos estamos, que los dos o tres detalles que nos dejó el portugués saben a gloria ante tanta mediocridad. Con eso y con un atisbo de recuperación del orden defensivo nos basta de momento. Y, por favor, que nadie empiece la campañita para reducir la sanción a Parejo. Unas cuantas semanas para hacer series de mil metros en condiciones no le van a venir nada mal.

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