Vettel dio el fin de semana un paso más en su particular harakiri que le está llevando a perder de manera inapelable la oportunidad de derrocar la larga hegemonía de Mercedes en la Fórmula 1. La de Texas volvía a ser, una vez más, una pista en la que la velocidad de los Ferrari podía haber traído una alegría al alemán, sobre el que pendía la amenza inminente de la pérdida del campeonato ante Lewis Hamilton. El inglés no aprovechó esta primera bola de partido y no pudo, aunque fuera entre dientes, dejar de hacer público delante de los micrófonos su enfado con la estrategia del equipo. «Nos lo hemos puesto difícil», decía Hamilton, que casi con toda seguridad cantará el alirón por su quinto título el próximo domingo en México. Lewis fue el único piloto entre los cinco primeros en hacer dos paradas, una prueba de que Mercedes no es infalible y de que Vettel no sabe, ni ha sabido, sacar ventaja de esa vulnerabilidad.

Para añadir sal a la herida, fue Kimi Raikkonen quien bebió el champán del ganador -el finlandés reconoce en su libro no desaprovechar la oportunidad de echar un trago- evidenciando más la falta de efectividad de su compañero de equipo en Ferrari.

Sebastian volvió a fallar. El sábado, cuando acariciaba la pole que le hubiera facilitado las cosas en carrera, se pasó de frenada en la última curva. El domingo, chocó con Ricciardo, trompeó e hipotecó la posibilidad de victoria. Es la tercera vez este año que le sucede y de forma extraña, ya que normalmente el coche que golpea desde dentro no suele llevarse la peor parte gracias a la fuerza que proyecta en el rival. Pero no fue así en el caso de Seb, que además contó con la ventaja de los oídos sordos de los jueces, que no le sancionaron por la salirse de la pista en la misma curva en la que al español Carlos Sainz le cayeron 5 segundos de penalización.

Charles Leclerc llegará el año próximo a una Ferrari en la que Vettel, sin título en este 2018, será menos líder. El jóven piloto monegasco apunta a no ser un estrella parpadeante como Kimi Raikkonen, que ha tardado cinco años en volver a ganar. El harakiri continúa para Sebastian Vettel.

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