Hay que valorar mucho el trabajo del Levante UD el pasado sábado en Balaídos, donde jugó un auténtico partidazo en el que rayó la perfección por más que el rival, todo hay que escribirlo, no estuviese en un buen momento y diera facilidades, en especial por el centro de la defensa. Los granotas, con llegadas siempre mortales al área y facilidad de cara a puerta, tuvieron desde el principio las ideas mucho más claras y fueron muy superiores tanto en el juego con el balón como sin él juntando las líneas y no dejando espacios para que le atacasen. Entre los centrales del Celta, bastante nerviosos, había mucho espacio, algo que el Levante supo aprovechar en un partido en el que se jugaba mucho. Y es que la victoria por 1-4 es un golpe importantísimo encima de la mesaa estas alturas de LaLiga. Con este resultado, además, se gana en tranquilidad para recibir el domingo al Real Madrid. Con 30 puntos y un margen de siete sobre el antepenúltimo, la categoría está prácticamente asegurada a falta todavía de 14 jornadas.

Cuando están, se nota

La realidad sobre la que hemos reflexionado tantas veces esta temporada volvió a quedar clara con este partido en el que la clave estuvo en el centro del campo, una zona en la que se nota cuando están los que tienen que estar. Y es que hay ausencias de futbolistas, tanto en lo que se refiere a los centrales como en las bandas o la delantera, que no se acusan tanto, pero desde luego este no es el caso. El partido de Rochina, que regresaba tras su lesión, fue tan espectacular como el pase a Morales en el 0-1. Paco López le ha encontrado la demarcación en la que da más rendimiento, igual que ha pasado con el Comandante, brillante en la búsqueda del desmarque para no caer en fuera de juego y después en la definición. Esa calidad acumulada por el centro permitió generar mucho peligro por el medio a un Celta de Vigo que estaba roto y que de hecho se ha quedado en una situación muy comprometida pese a que en el once le faltaban jugadores tan importantes como Iago Aspas o el sancionado Maxi. Tácticamente, excepto el de córner de Coke en el tercer remate franco, el resto de los goles vinieron de jugadas colectivas por el medio.

Todo por el medio

El Celta de Vigo, salvo en una acción en la que Aitor tiró de reflejos ante el remate de Boufal, no tuvo ninguna opción porque todos los jugadores del Levante rayaron a un gran nivel y además en lo mental los granotas se mostraron como un equipo sólido y a prueba de bombas. También lo hizo Moses Simon, una de las novedades en el once titular, quien sin tener el recorrido por la banda de Jason sí que estuvo rápido en el uno contra uno y peligroso en sus internadas. Con Jason y Toño, los dos fijos hasta ahora en las bandas, el equipo tiene más profundidad por los costados y eso que aun así en su planteamiento el Celta no las dejó más libres y el aluvión les llegó con la calidad de los jugadores del medio. Los centros por banda en el ataque levantinista se suplieron con pases más centrados en los que Campaña, Rochina y Bardhi. Entre los tres se entienden a las mil maravillas y a eso desde luego hay que sacarle provecho.

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