Partido consagratorio y portentoso de Maxi. El segundo gol demuestra el tipo de rematador -completo- que es. Cuando llegó, muchos me preguntaron por lo qué podía dar y ahí queda la hemeroteca. Después de herrar el penal se repuso para confirmar que tiene mucha personalidad. Maxi trabajó sobre Busquets, apoyó, hizo de pivote en ataque, cubrió el balón y sólo con falta pudieron frenarlo. Jugó bien con Gameiro y después con Rodrigo. Su partido me deja especialmente contento, por ser compatriota y, sobre todo, porque se ha vuelto ídolo. Ser delantero centro y número nueve en el Valencia no es fácil, por la comparación con otros grandes atacantes y por el peso de la camiseta. Más allá del gol se reivindicó como futbolista de enorme carácter. Tiene 23 años.

El equipo sale reforzado más allá del resultado. Rodrigo disputó parte del segundo tiempo y Parejo, capitán y brújula de este grupo, faltó. El Valencia estuvo descomunal, de principio a fin; minimizó todos los aspectos positivos del Barça, con su juego de posesión habitual -pronunciado por Setién-, y lo marcó como rival ineficiente, horizontal y sin verticalidad. El único que intentó algo diferente fue Messi. En el Valencia hubo mucho protagonista individual en defensa, en el doble pivote, en los pasillos laterales, además, desde el punto de vista táctico y estratégico, Celades manejó todo de maravilla.

El Valencia jugó en 25 metros, redujó espacios en todos los sectores del campo. Fue la clave, en transición defensiva y también para desplegar el ataque rápido, buscando la profundidad y triangulando desde las bandas. Si fue un partido consagratorio para Maxi también lo fue para Gabriel Paulista, omnipresente. La agresividad en el doble pivote Coquelin-CoquelinKondogbiapara contrarrestar la medular del Barça fue otro pilar. Partido muy bueno, escalonando la marca a Messi, cerrando y evitando su acción entre líneas. Hubo un movimiento muy bueno y sistemático del Valencia: tras recuperación, balón buscando los pasillos laterales para atacar el callejón a la espalda de Alba y Sergi Roberto. Ferran, Soler y los desdobles de Gayà le crearon mucho conflicto al Barça. No desaprovecharon la oportunidad.