València y el Valencia CF. Sin ser agorero, esto no acaba sino de empezar y tardaremos algunas semanas aún para conseguir escapar, siquiera un poco, de este infierno que ha impuesto la enfermedad. Sin embargo, no acabo de comprender la actitud de la UEFA se tuviera que disputar en Milán, ya cuando se conocían algunas consecuencias y había voces que no daban crédito a que no se tomaran medidas.

El especialista médico italiano Le Foche habla de una «insensatez» haber permitido el partido a puerta abierta, con personas muy cerca unas de otras y que, seguramente esto ha propiciado que el virus se haya extendido a València. El 35% de la plantilla del club ha dado positivo y, obviamente, al ser personas públicas, se ha podido multiplicar el virus. Y es que mucha gente se pregunta por qué hay tantos 'famosos' y políticos infectados. La respuesta es sencilla, y es que son los que más contactos y conexiones con otras personas han podido tener.

El Getafe decidió no jugar en Milán, «pasara lo que pasara», es decir aunque les eliminaran y esto se ha visto como un disparate inicial cuando, solo poco después, la UEFA decidió aplazar todos los partidos que quedaban pendientes. Eso significa que teníamos que habernos plantado y no haber jugado, aunque también que se ve de lejos a un cojo al andar y que es fácil ver todo, una vez ha ocurrido... No podemos culparnos de eso, pero ¿podemos decir que la UEFA lo es?

No es una cuestión baladí, ya que es el máximo organismo el que obliga a jugar. No digo que sea el responsable de la propagación del coronavirus entre los jugadores, los aficionados y la prensa que fue a Milán, ni que lo sea de los afectados en València que estuvieron en contacto con todas esas personas, pero la falta de reacción a tiempo sí debe tener alguna consecuencia.

¿Podríamos entonces demandar a la UEFA? Estas son palabras mayores pero no descabelladas. Recordemos que hace solo unos días, el primer ministro francés y la ministra de sanidad han recibido una querella por parte de tres médicos que les acusan de no haber tomado las medidas necesarias para parar a tiempo el COVID-19.

Esto es una realidad y no una fantasía y si se puede demandar a la segunda máxima autoridad de un Estado, ¿por qué no a la UEFA? En España, a principio de marzo, de que no se autorizaran aglomeraciones (tipo 8-M, mitin de Vox o partidos de fútbol como el clásico, entre otros) y nada se hizo al respecto. No es cuestión de echar la culpa a todo el mundo y de intentar cazar con red para que caigan todos, pero sí es un hecho obvio: el partido con el Atalanta en Milán ha sido el detonante de muchas infecciones y, quizá, cuando esto acabe, haya que pedir responsabilidades.

Confinados estamos y seguiremos, al menos por un mes más (casi seguro) y tendremos tiempo para pensar en ello. Mientras quedémonos en casa lo que podamos, salvo los que hayan de trabajar por nuestra salud, seguridad y alimentación y que son nuestros héroes actuales. Y, para entretenernos podemos, entre otras cosas, leer las obras completas de Blasco Ibáñez, que seguro que nos duran para este encierro... Recomiendo, sobre todo, «Los cuatro jinetes del apocalipsis» (sin retintín...), «Los enemigos de la mujer» y «La condenada y otros cuentos». Disfruten y #Yomequedoencasa.