A Mata le bastó un minuto para marcar la diferencia entre titulares y suplentes, porque encima el pase se lo puso uno de los pocos —diría yo el único junto a César— que de verdad salió a decirle a Emery: «Aquí estoy yo, listo para su equipo A». Joaquín sacó coraje de bandolero y avisó a Pablo de que si no juega como sabe peligra su rol de titular, lo cual es un aliciente para Pablo, dice mucho y bien de Joaquín y sobre todo es bueno para el Valencia. Lo malo es que solo Joaquín, y repito César, hicieron de verdad méritos como para hacerle dudar a Emery (y cía) sobre quién jugará el domingo ante el Sporting.

Del planteamiento

Tampoco es que Emery y cía estuvieran de todo lúcidos en el planteamiento, si bien, uno piensa que los que más fallaron fueron aquellos futbolistas que no se tomaron el partido con el mismo talante que Joaquín o César. Me explico. Está el técnico en su derecho de argumentar —y no le falta razón— que la plantilla la componen 26 y no solo 16. Cierto es como dice Emery que para mantener la intensidad durante todo un año las rotaciones son necesarias. Ahora bien, las revoluciones a lo francesa, como casi todo en la vida, tiene cosas buenas y también malas, y entre éstas últimas está que en Lille se marcó la raya entre titulares y suplentes, y lo malo es que se hizo desde dentro. Porque una cosa es hacer cuatro, cinco o incluso seis cambios, y otra es hacer diez (once si tenemos en cuenta que Bruno jugó donde no lo viene haciendo, en la derecha). Pero repito, Joaquín y César sí se han ganado cuanto menos que Emery les tenga en sus pensamientos el domingo.

De Míchel y Miku

Del partido uno saca otras conclusiones. Amén de que el resultado es más bueno que malo, lo cual ya es algo. Uno tiene la sensación que Míchel se mueve mejor como enganche que como organizador, pese a que quienes le conocen bien abogan por lo contrario. Miku debería de haber jugado de principio a fin, más cuando al chaval le juran y le perjuran que no le dejan salir porque se cuenta mucho con él. Y tercera y última conclusión, si Butelle no le saca a Zigic la que le sacó o si Joaquín no se hubiera topado con el travesaño (ambas ocasiones en la primera media hora), a estas alturas de opinión habría dicho ya unas cuantas veces: ¡Viva la revolución! Pero el fútbol es así.

Y el domingo...

Y como el fútbol es así... todo el mundo tranquilo que el domingo contra el Sporting vuelven a escena los Hannibal, Baracus, Fénix y Murdock, que para los de la generación de un servidor eran, son y serán el Equipo A. Piripipí, pi pi pí, piripiripí...

Pifia de experimento

Ahora quisiera hablar del experimento ese de los jueces de gol o asistentes adicionales. Por no servir no sirven ni para crear dos nuevos puestos de trabajo, porque son los mismos perros con distintos collares. Un televisor en la zona del cuarto árbitro y asunto solucionado (y además éste haría algo). A fin de cuentas, si hay una jugada dudosa, un penalti, un balón que no se sabe si entró o no, etc... el partido se tiene que detener para que hablen entre sí, sin repetición ni alta definición. Me da que solo sirven para una cosa, para cargarse la leyenda de la soledad del portero.

La tertulia Torino

Una ajena a la Euroliga. La familia Torino crece. Martin Queralt, Mariola Hoyos, Jose Carlos de Miguel y Marita Boluda enriquecerán con sus comentarios una tertulia tan valencianista como influyente, y cuenta de ello tendrá Llorente.