Club de Estilo

Los 5 diseños más icónicos (y replicados) de Balenciaga que resucitarán con la serie de Disney+

Además del estreno de la compañía del ratón, una exposición, dos subastas y un par de novedades editoriales ponen en el epicentro de la actualidad al Maestro de la alta costura. Junto con los conservadores de su museo, recuperamos sus siluetas más emblemáticas

Laura Estirado

En las próximas semanas vamos a oír hablar mucho de Balenciaga. Pero no del actual director creativo de la casa de moda de lujo homónima, el diseñador georgiano Demna Gvasalia, cuyo estilo se caracteriza por el gusto por lo minimal, lo urbano y lo rompedor (el de las 'ugly' 'sneakers' y los abrigos de talla descomunal). No, el que está de vuelta es el original, el fundador, Cristóbal Balenciaga (Getaria, Guipúzcoa; 1895 - Jávea, Alicante; 1972), pues la figura del 'Maestro de la alta costura' centrará una serie llamada a ser una de las grandes apuestas de Disney+ para el próximo año. Se estrenará el 19 de enero y estará protagonizada por Alberto San Juan. Pero antes, el próximo 21 de diciembre, el Real Jardín Botánico de Madrid acogerá una exposición inmersiva con material inédito de la producción, así como réplicas artesanales de los vestidos más emblemáticos utilizados durante el rodaje.

A esto se suman, además, varias subastas de prendas y enseres personales, en Londres y Madrid, respectivamente, y dos novedades editoriales recientes, la biografía 'El enigma de Balenciaga', de María Fernández-Miranda (Plaza & Janés), y la novela de José Luis Díez-Garde 'Aquel verano en París' (Ediciones B).

El hijo de un humilde pescador y una modista, no solo reinó en París y llegó a ser el diseñador más caro del mundo, sino que fue idolatrado por sus coetáneos. Si Coco Chanel se refería a él como "el único auténtico 'couturier' entre nosotros, capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin", Christian Dior admitió que con los tejidos todos hacían lo que podían y Balenciaga, "lo que quería". Fue la obsesión y el padre espiritual de Halston, el gran amigo de Givenchy y el cicerone de Ungaro. Hasta su muerte, en 1972, mientras veraneaba en Jávea, ya retirado. Fue, además, el primer modisto cuya obra entró en un museo.

"Yo no me prostituyo", dijo cuando se impuso el 'prêt-à-porter' frente a la moda hecha a mano de la alta costura. Con los talleres de París y España cerrados desde 1968, aún firmó los uniformes de las azafatas de Air France y se ocupó, poco antes de fallecer, del vestido de novia de la 'nietísima', Carmen Martínez Bordiú.

Siluetas 'best-sellers'

"Un modisto debe ser arquitecto de la forma, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo para la medida", repetía. Pero, además de su precisión, el manejo de la técnica, perfeccionismo, conocimiento de los tejidos y su sentido arquitectónico de la proporción y la medida, el gran legado para la historia de la moda del modista vasco fue su interpretación del cuerpo femenino, y cómo fue capaz de liberarlo de las encorsetadas estructuras que lo atenazaron antes. Focalizándose en la espalda, desdibujando la cintura, generando volúmenes y simplificando los cortes, sobre todo entre los años 50 y 60 del siglo pasado, dio a luz un ramillete de novedosas siluetas, que se han replicado una y mil veces en las décadas posteriores. Y que hoy en día siguen inundando los escapartes y las semanas de la moda.

Vale la pena recordar que fue Cristóbal Balenciaga -el diseñador que no le gustaba prodigarse entre la alta sociedad que compraba sus vestidos, que seguía sus propios desfiles a hurtadillas, por el agujero de las cortinas de terciopelo que decoraban su 'maison', y que, que se sepa, tuvo en su vida dos compañeros sentimentales- el artífice de tal revolución.

Junto con Igor Uria, director de colecciones de la Fundación Cristóbal Balenciaga, hacemos esta selección de sus 5 diseños 'best-sellers':

SEMI FIT (1951)

Este magnífico diseño muestra el entusiasmo de Balenciaga por la innovación. Se trata del traje semientallado introducido por el modisto en 1951, que supuso una revolución a la silueta encorsetada de la época. La parte delantera se adapta al torso y la parte trasera es holgada, creando una forma curva y permitiendo una mayor libertad de movimiento. Chaqueta hasta la cadera, abierta en la parte delantera, con cuello vuelto y solapas de terciopelo negro. Forrado con tafetán de seda marfil. Una tira interior sujeta la prenda al cuerpo, dejando libre el exterior y acentuando la plenitud de la espalda.

GLOBO (1952)

Ese año Balenciaga creó un vestido para su colección de otoño, presentado como el número 130, con una falda abullonada, recogida a intervalos para crear una sucesión de volúmenes. Estas faldas, conocidas como 'faldas globo', tuvieron un papel protagonista en las colecciones de ese año. Más largo en la parte trasera que en la delantera, y cortado en la cintura. El corpiño tiene un escote palabra de honor, está reforzado con deshuesado y forrado con rayón gros de Nápoles. El exterior está decorado con drapeados verticales, asegurados en el centro del busto con apliques de cinta y lazo. La falda es muy fruncida y abullonada, confeccionada en tul de nylon y enagua de gros de Nápoles reforzada con aros metálicos.

TÚNICA (1955)

Vestido recto hasta la mitad de la pantorrilla. El centro de atención de esta pieza sencilla y elegante está en el escote, redondo en la parte delantera y escotado cuadrado en la espalda. Equipado con pinzas que van desde las caderas hasta la línea del busto, y desde la axila hasta la parte superior de la cadera. Mangas kimono tres cuartos, con fuelle en la axila formado por dos piezas triangulares, una para el corpiño y otra para la manga. Esta pieza en forma de flecha, llamada 'salleta' o 'saguita', fue utilizada por la Casa Balenciaga para permitir un mayor movimiento.

SACO (1957)

El 'vestido de saco' muestra la línea original en la que Balenciaga trabajó durante la década de 1950. Vestidos holgados y cómodos que contrastaban con la silueta entallada más común en la época (como el New Look de Christian Dior). Vestido trapezoidal por debajo de la rodilla. Escote joya, sin mangas, con cierre abotonado. Tiene un canesú, pinzas desde la cadera hasta la línea del busto y desde la cadera hasta el centro de la sisa.

'BABY DOLL' (1958)

El famoso patrón de muchos vestidos de verano 'descienden' de esta silueta creada por Balenciaga a finales de los años 50. Esta nueva línea fue el resultado de una investigación incansable, basada en experimentar con la cintura para crear diferentes volúmenes. El vestido 'baby doll', con volúmenes holgados, permitía total libertad de movimientos. El corpiño, que se extiende justo por debajo de la línea de la cadera, es trapezoidal con mangas de hombros caídos y escote redondo en la parte delantera, con un corte más bajo en la espalda. La falda fruncida y con el interior que se extiende para crear un volante que añade más volumenTres pesas de plomo están cosidas en una bolsa en la parte posterior del volante.