Reina sufrió un resbalón impropio

«Cuando un portero resbala no queda nadie atrás apara apoyarlo». La afirmación de Pepe Reina descubre la dura realidad del guardameta: cuando tiene un error nadie le acompaña a recoger el balón del fondo de la red. Ante Argentina, el jugador del Liverpool tuvo que hacerlo en tres ocasiones. En la primera, Messi le engañó con la mirada y definió picándola. En la segunda, Higuaín le ganó en el mano a mano y encontró un ángulo imposible por donde cruzarla. La tercera fue producto de la mala suerte: un resbalón inoportuno que terminó en el grito de Carlitos Tévez; fue la puntilla para la campeona del mundo. En todas y cada una de ellas dejó la sensación de que Casillas y Víctor Valdés lo hubieran puesto más difícil a los delanteros de la Albiceleste. Su actuación reabrió el debate sobre la conveniencia de mantenerlo como segundo portero de la Selección (puesto que Iker es intocamble). Las críticas no han llegado por el resultado sino por la imagen de portero lento de reflejos, fuera de forma y sin capacidad de reacción.

Arconada en la final de la Eurocopa de 1984, Zubizarreta ante Nigeria en el Mundial de Francia 1998, Molina ante Noruega en el Europeo de Holanda y Bélgica... Todos son miembros de la Real Archicofradía de Nuestra Señora de la Soledad de la Portería Coronada. Una parada son aplausos y un gol es una tortura. Reina ya sabe de que va el asunto: «cuando un portero falla le cae todo el peseo del equipo sobre sus hombros». En este caso, es el tonelaje de la censaura tras la derrota en el Monumental de Buenos Aires. La buena actuación de Valdés en la segunda parte (sacó un balón increible a Higuaín) y su buen rendimiento en el Barça comprometen todavía más la situación de Reina, cuyo comienzo de temporada ha estado marcado por otros dos errores de bulto: uno ante el Arsenal y otro ante el Manchester City.

En defensa de su hijo

Miguel Reina, padre de la criatura, también tuvo un error de los que no perdonan las crónicas jugando con España ante los Países Bajos de Cruyff . Por eso salió en defensa de su hijo: «La noche ha sido una de las más antipáticas. Pepe tenía mucha ilusión porque iba a jugar un partido importante, contra Argentina, y la suerte no estuvo con él; hay que dejar claro que una cosa es un error y otra cosa es lo que le pasó a Pepe».