Sin ser un central de jerarquía en sentido estricto de la expresión, Jesús Vallejo sí que era la primerísima primera opción para reforzar la zaga para esta temporada. En verano, a la hora de plantear los refuerzos, el nombre del madridista salió a la palestra antes que ningún otro. Incluso por delante de los de Djené o Marcelo Ferreira, a la sazón sueños imposibles por uno u otro motivo; y qué duda cabe que el de Erik Cabaco, incorporado sobre la bocina. El internacional sub-21 se presentaba como el candidato de consenso, aunque las negociaciones para su incorporación nunga llegaron a tomar vuelo.

El Real Madrid abortó cualquier posibilidad casi de partida. El Levante planteó su cesión y recibió una negativa por respuesta, ya que Zidane vio en él al recambio en plantilla de Pepe. El galo dibujaba el curso con Ramos y Varane como titulares en el eje de la zaga, y el maño como alternativa; sin olvidar al versátil Nacho, recurso para cualquier posición defensiva. El notable rendimiento de Vallejo en la Bundesliga, durante su año a préstamo, reforzaban la decisión.

A toro pasado, la postura del Madrid con el zaragozano no parece haber resultado acertada. El internacional sub-21 no está gozando de los minutos que se pretendía: tres titularidades en LaLiga Santander y cuatro en Copa del Rey. Además, justo el día de la eliminación madridista en el torneo del KO (en el Bernabéu ante el Leganés), sufrió una rotura en el bíceps femoral que le mantendrá de baja hasta mediados de marzo. La suya es una de las dos ausencias obligadas de la expedición merengue al Ciutat.

A pesar de tener 21 años recién cumplidos, Vallejo ha destilado precocidad desde el mismo día en que se produjese su debut con el Zaragoza, a seis meses vista de la mayoría de edad. El portero titular del Eintracht de Frankfurt, Lucas Hradeky, en el que el maño estaba cedido el curso pasado, reconocía públicamente que en su presencia «todo era más fácil». Y que en su ausencia, al equipo le faltaba personalidad. Una cualidad que tanto Tito y Carmelo, como Muñiz, han buscado sin éxito en el mercado, tanto en verano como en enero.

Buen trato de balón, dominio del juego aéreo (pese a no ser excesivamente alto, con 1´83 metros) y atrevimiento para ir al choque completan el perfil futbolístico del internacional sub-21. El Madrid apostó fuerte por él en 2015, cuando lo firmó, aunque no ha sido hasta este curso cuando le ha abierto las puertas del primer equipo. Exactamente lo mismo que ha pasado con los otros dos jugadores de su plantilla por los que se interesó el Levante: Borja Mayoral y Marcos Llorente.

Los casos de Mayoral y Llorente

Por el delantero, los granotas pelearon casi hasta finales de agosto y han vuelto a preguntar en las últimas semanas. En ambas ocasiones, sin embargo, los merengues han terminado aparcando la opción de dejarle salir para que ejerza de recambio (aunque poco utilizado) de Benzema. Si Zidane no contaba con él, Mayoral veía muy positivamente la opción de recalar en el Ciutat, donde en marzo de 2016 había sido por primera vez titular en LaLiga con el Madrid.

Su explosión durante la cesión en el Alavés, en la 16/17, acabó amarrando también a Marcos Llorente a la vera de Zidane. Este prefirió finalmente quedárselo como relevo puro de Casemiro en el ´6´, pese a que después tampoco le haya dado apenas oportunidades. El Levante fue de los primeros en preguntar por su situación, pero se retiró de la puja cuando constató que seguramente se iba a quedar en el Bernabéu y se sumaban pretendientes de mayor calado a la puja.