El Villarreal CF afronta esta tarde el partido más importante de su historia reciente. El equipo ahora dirigido por Javi Calleja —que el pasado viernes no dudaba a la hora de conceder al encuentro de hoy toda la importancia que tiene— se juega no todas, pero sí buena parte de sus opciones de permanencia tras una temporada agónica. El triunfo ante un Eibar que no se juega nada otorgaría la ansiada salvación de forma matemática. Empatar e incluso perder también puede bastar, pero en función ya de otros resultados y llegar a la última jornada sin tener la salvación asegurada es tener que ir a jugársela al Coliseum ante el mejor Getafe de la historia, un equipo que probablemente se esté jugando entrar en Champions

A partir de ahí resulta evidente pensar que en el Estadio de La Cerámica esta tarde juegan todos. Juegan los once futbolistas que elija el técnico de inicio, juegan los suplentes, juegan los 23.500 aficionados que se espera que llenen el recinto y, por si con ellos no fuese bastante, juega hasta el patrón de la ciudad, San Pascual Baylón, ya que con las fiestas patronales recién inauguradas y las actividades programadas por el club, la atmósfera festiva, al menos a priori, está asegurada. El papel, a la espera de que algún abonado libere su asiento a última hora, está agotado. El entorno es perfecto para que todo acabe en fiesta, pero ahora falta que el equipo responda.

Las sensaciones desprendidas por el conjunto amarillo en las últimas semanas, excepción hecha de su visita al Santiago Bernabéu, han sido positivas. Por contra, las dudas surgen cuando uno mira los números del equipo en LaLiga esta temporada como local y ver que únicamente ha sido capaz de sumar cuatro triunfos en La Cerámica. Es una situación algo paradójica, pero la lógica lleva a pensar que la necesidad es la que debe inclinar la balanza hoy del lado amarillo. El Eibar —con Mendilibar como entrenador, que la margen de su carácter competitivo guarda una estrecha relación con otro de los implicados en la lucha por evitar el descenso como es el Valladolid— seguro que no saldrá a regalar nada, pero quien se juega la vida es el Villarreal y eso se ha de notar.

Calleja, para la cita de hoy, recupera a los sancionados Ekambi y Cáseres, pero mantiene las bajas de los tres lesionados de larga duración Bruno Soriano, Miguelón y Bonera. Con ello todo apunta a que el delantero francocamerunés regresará a un once muy similar al de las últimas semanas con el 1-4-2-3-1 al que Calleja se ha entregado en la recta final.

Mendilibar viene «a ganar»

Mendilibar ha declarado que su equipo viaja a Villarreal con la intención de «ganar y jugar bien». Es consciente de lo que se juega su rival y considera que la situación del Villarreal se debe a que ha competido mucho, y en la Liga sólo hay «tres equipos que pueden aguantar ese ritmo». El técnico armero cree que el peligro está «en la calidad que tiene el Villarreal, sobre todo de medio campo para adelante». «Ellos tienen la necesidad de ganar, pero nosotros queremos quedar lo más alto posible en la tabla».