Artículos

Faringitis y amigdalitis

Entrevista al Dr. Jose Luis Alcaraz

Dr. Jose Luis Alcaraz,

jefe de pediatría del Hospital Quirónsalud Murcia

¿En qué consisten estas enfermedades, cuáles son sus causas y sus síntomas?

Corresponden a la inflamación de la faringe (lo que conocemos como garganta) y/o las amígdalas debidas a una infección que puede ser vírica o bacteriana. Por debajo de los 3 años de edad, la mayoría de estas infecciones son víricas y por encima de los 3 años es cuando pueden aparecer las famosas "placas de pus" también conocidas como "anginas" que sí son de causa bacteriana. Los síntomas más habituales son mucosidad, dolor al tragar, tos, voz gangosa y casi siempre fiebre, que suele más alta cuando se trata de causa bacteriana.

¿Son más frecuentes en invierno? ¿Por qué?

Pues porque la inmensa mayoría de ellas son de causa vírica y los virus respiratorios circulan más en otoño/invierno. Las bacterianas (anginas) más frecuentes en los niños mayores pueden aparecer en cualquier momento.

¿Son enfermedades comunes en el caso de los niños?

Muchísimo. Prácticamente todos los niños la sufren alguna vez en su vida, tanto las más benignas (víricas) como las conocidas como anginas cuando son más mayores.

¿Hay que acudir al médico cuando al niño le duele la garganta? ¿Cuándo debemos preocuparnos?

En principio no sería necesario consultar en el pediatra por dolor de garganta. Los síntomas de alarma o que motivan una valoración por el pediatra son fiebre alta o que no responde a antitérmicos, imposibilidad para tragar o dolor muy importante, o afectación del estado general.

¿Hay que operar a un niño que tiene faringitis recurrente?

Hay pocas situaciones en las que se requiera realmente cirugía. Las únicas son las amigdalitis bacterianas de repetición (más de 7 episodios de un año o más de 3 episodios/año durante 3 años) o si da alguna complicación (absceso amigdalar o aumento de tamaño grave con obstrucción del paso del aire). Esas serían realmente las únicas indicaciones, que siempre deben ser valoradas por un especialista antes de decidir la intervención.

¿Cuál es el tratamiento? ¿Se pueden prevenir estas enfermedades?

El tratamiento es siempre un analgésico antiinflamatorio (por ejemplo, ibuprofeno) que en la mayoría de casos es el único tratamiento necesario. Además, en las famosas anginas hay que administrar un antibiótico para resolver la infección y/o sus complicaciones.

La única prevención de estas infecciones es la misma que la de todas las infecciones víricas, retrasar el inicio de entada en la guardería y con ello la exposición permanente a infecciones víricas. Además, el cumplimiento del calendario vacunal nos protege de muchos de los patógenos bacterianos que pueden complicar estos procesos.

¿Se puede administrar medicación de forma segura a los niños sin necesidad de ir al médico?

Es importante que cualquier medicamento sea prescrito por un médico, con la dosificación adecuada a la edad y peso del niño/a. Ahora bien, como el fármaco más utilizado en estos cuadros (el ibuprofeno) es muy habitual en pediatría, la mayoría de padres conocen la dosificación correspondiente a sus hijos. De esta manera, en buena parte de estas infecciones, las familias pueden hacer frente de forma inicial a los síntomas (dolor de garganta, malestar, fiebre) con esa medicación y ya si surgen los síntomas de alarma, entonces consultar.

¿Cuáles son sus consejos para aliviar los síntomas y mejorar el bienestar de los niños en invierno?

Como siempre digo, cuanto más se retrase el inicio de la entrada en guardería mucho mejor y si encima este se puede hacer en primavera genial, porque con eso habremos evitado la exposición a muchos de los virus habituales de esa época. Además, es muy recomendable: mantener el calendario vacunal al día, hacer vida al aire libre con actividad física en la calle a diario, mantener alimentación equilibrada y saludable en la que no falten las verduras y la fruta (cítricos), evitar cualquier contacto con el humo del tabaco (prohibido el tabaco en los convivientes) y evitar el contacto con personas que estén cursando en ese momento un cuadro catarral (no olvidemos lo que hemos aprendido con el covid).

Leche con miel y limón, gárgaras con agua y sal… ¿Sirven de algo los remedios caseros?

No puedo evitar sonreír con esta pregunta, porque los estudios científicos no han podido retirarle a alguno de estos remedios caseros cierta utilidad. Y, aunque no son curativos ni eficaces en buena parte de los casos, pueden producir cierto alivio y su inocuidad invita a ensayarlos para mejorar los síntomas. Parece ser que la miel (ya sea natural o en cualquiera de los productos farmacéuticos que la contienen) puede producir alivio de la tos nocturna. Eso sí, recordad que está prohibida por debajo del año de edad y que es recomendable lavarse los dientes tras su administración. Además, mantener un nivel de humedad adecuado (a expensas de abrir la ventana incluso de noche) o los lavados nasales pueden ayudar a mejorar los síntomas. Y si no, siempre nos quedará la famosa cebolla partida al lado de la cuna o la cama con tal de combatir esa tos que puede llegar a ser una pesadilla durante las noches de invierno.