Si me traéis los tres puntos a casa me daréis más alegría que cobrar los 420 euros de Zapatero». Es el comentario que uno de nuestros lectores dejaba ayer en superdeporte.es y que resume en muy pocas palabras lo que representa este Valencia para muchos. Lo que significa para algunos pocos, por suerte o por desgracia según se mire, ya hemos tenido oportunidad de comprobarlo estos meses atrás. ¿Y qué tiene que ver este detalle sentimental con el partido de esta tarde? Mucho, porque es un día para tener muy presentes a todos esos valencianistas que se han rascado el bolsillo en tiempos especialmente duros para mantener vivo ese sentimiento. Aficionados que entienden de estrecheces y esperan que a partir de ahora lo único que derroche el nuevo Valencia CF de la austeridad sea esfuerzo y entusiasmo.

Para austeridad, en cualquier caso, la del Valladolid, un equipo hecho con calderilla que sabe muy bien lo que tiene que hacer hoy para plantar cara al Valencia: correr, correr y correr. No es mal momento para mirarse en el espejo y saber qué es lo que debe hacer el Valencia para ganar en Valladolid: correr, correr y correr. A igualdad de esfuerzo, mentalidad y espíritu de equipo, con la diferencia más que evidente de calidad que separa a ambos equipos lo demás tiene que llegar por sí solo. Entre muchas otras cosas, ellos no tienen a Villa a Silva ni a Mata. Y eso es precisamente lo que esperan hoy todos los aficionados del Valencia, que su equipo sea ambicioso, generoso en el esfuerzo y despierto para asestar los golpes definitivos. Vamos, que salga a jugar con un cuchillo entre los dientes.