El Valencia CF nunca se quiso cargar a Marcelino aunque seguramente hoy, a pesar del respaldo auténtico del vestuario y el de Mestalla, no se sentaría ya en el banquillo si los resultados no hubieran empezado a sonreir y el equipo se hubiera quedado ahí abajo, por donde anda sin ir más lejos el Villarreal. En realidad, es rematadamente difícil que un equipo como el Valencia CF no acabe ganando partidos sobre todo cuando se da esa comunión entre plantilla y entrenador, que no es tan fácil como parece. Un día u otro tenía que pasar y los hechos han dado la razón a Marcelino en algunas cosas, porque habrá trabajado e insistido mucho pero en realidad no ha tenido que cambiar nada relevante para que los goles vuelvan a entrar y el equipo empiece a ganar. Simplemente ha ocurrido, tenía que ocurrir, querían que ocurriese. Más que táctica es una cuestión mental como en el caso de Rodrigo y de momento de forma el de RodrigoGameiroBarcelona, pese a no haber ganado, era la prueba definitiva, la del algodón. Y no engaña.

Si acaso ha pasado algo, ha sido la cruz definitiva que el entrenador le puso a Batshuayi tras el ridículo de Gijón y hasta Batshuayiforzar su salida en el mercado de eneroTampoco hay que infravalorar esta decisión, que habrá tenido su efecto seguro.

Más opiniones de Julián Montoro.