Nada garantiza al cien por cien buenos resultados, lo comprobamos cuando el Valencia firmaba hace un año a Batshuayi pensando que era el salto de calidad definitivo para la delantera y el fichaje estuvo a punto de ser el germen del fracaso más absoluto, pero es evidente que el Valencia CF, a pesar de haber logrado la clasificación para la Champions y de ganar la Copa del Rey, estaba en la obligación de poner más carne en el asador este verano. La lotería no toca todos los años. El equipo acabó cuarto gracias a que mantuvo la fe después de una primera vuelta demencial y fue capaz de remontar, pero también porque el rival hasta la última jornada fue el Getafe, mientras el Sevilla perdonaba una semana sí y otra también, por no hablar de la temporadita del Villarreal.

Marcelino ya clasificó al equipo cuarto en su primer año con una plantilla -esa sí- bastante inferior, de la que sacó el máximo a los Garay, Paulista, Parejo, Kondogbia, Soler, Guedes, Rodrigo y Zaza. Es capaz de repetirlo con la actual, que calificaba semanas atrás de extraordinaria a falta de algún retoque si no salía Rodrigo, que se ha quedado. El objetivo, por tanto, sigue siendo el que es, Champions, y el reto enorme para dejar atrás la polémica y partir de cero al infinito.

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