No habría debate si, en realidad, de lo que estamos hablando es de un aplazamiento puntual de dos jornadas de LaLiga, que no es fácil recuperar porque el calendario está como está, pero se puede. Detrás de todo está el temor a que, una vez que se suspendan dos jornadas, después no haya manera de volver a jugar, porque nadie puede garantizar que en dos o tres semanas la situación va a ser mejor que hoy. Si acaso, y sin ánimo de generar más alarma de la que ya tenemos porque esto sería lo esperado y lo normal, las previsiones apuntan a que para entonces y siguiendo una curva lógica de evolución de la epidemia estemos peor.

Por mucho que jugar sin aficionados es un sinsentido, como estamos viendo, y que evitar concentraciones de gente no estrictamente necesarias es una medida que va a tener un efecto positivo, Tebas es el que sabe lo peligroso que va a ser para el negocio doblar el brazo, las pérdidas que puede suponer y lo complicado que puede llegar a ser que LaLiga. ¿Qué haremos entonces con los conttratos si las cosas llegan a ese punto? El miedo es humano y en este caso está justificado por ambas partes, vencer ese miedo y aparcar las diferencias en un momento como este es lo que permiritá avanzar y encontrar soluciones.

Puede que nos quedemos sin el Derbi que se iba a jugar sin aficiones, si es que eso se puede considerar como tal, igual hasta se acaba la Liga, pero hoy, cuando la OMS habla ya de pandemia y hay incluso un positivo en la Juventus, es cuando el coronavirus se ha covertido en un problema global para el fútbol. Vamos a ver qué ocurre también con la Champions, por no hablar de la Eurocopa de este verano que se juega se juega por primera vez en un montón de paises. Soluciones de andar por casa por tanto ya no sirven.