Meriton tendrá que plantearse la necesidad de explicar a la gente qué es lo que va a hacer con el Valencia CF más allá de recortar gastos y reducir a cero la inversión, por eso que el presidente Anil Murthy llama una cuestión de «responsabilidad» y que la inmensa mayoría de aficionados entiende como una huída. Pero hacia atrás, claro. Quizá ya sea tarde para Peter Lim si se trata de intentar convencer a la gente de que sus intenciones son estas o aquellas, porque seguramente nadie confía ya en que vaya a tomar las decisiones correctas para reflotar el club si no se rodea de gestores profesionales y competentes, pero hay un entrenador y unos jugadores que sí necesitan tener claro cuál es el objetivo, si no a futuro al menos para la temporada en que estamos. Esto es fútbol y sin objetivos no hay nada, ni ambición ni ilusión. El proyecto está muy tocado porque da la impresión de que todo lo van a dejar en manos de un entrenador que hace apenas unos días se ha querido marchar porque no entiende nada y al que solo une con el club un contrato, y eso en clave vestuario es un tema muy complejo.

¿A quién?

En realidad, la decisión que todo el mundo está esperando por parte de Meriton Hondings es si van a vender o no las acciones del Valencia CF, para qué engañarnos. Es más, es muy evidente que cada vez son más los que están deseando que venda y se vaya de una vez. Luego está el cómo y el a quién, que en realidad es lo importante. Por mucho que nos invada la euforia ese día, si es que llega, lo trascendente es quién se haría cargo de la sociedad, en qué condiciones y con qué compromisos.

Ofertas

Peter Lim, al menos hasta ahora, nunca ha querido vender, al menos nunca ha estado ni mucho menos cerca de acordar una venta aunque sí se le han acercado posibles compradores y me refiero únicamente a los de verdad, no a los otros. No lo hizo cuando estuvo dos años seguidos en Champions League y podía poner un precio mucho más alto que ahora, recuperar su inversión o con suerte incluso ganar dinero. No es fácil que lo haga ahora, cuando sus propias decisiones han devaluado más que nunca la marca y el equipo, no puede esperar otra cosa que ofertas muy a la baja. Sus más allegados lo niegan o dicen desconocer si hay algún proceso en marcha, pero si vende será porque no se ve con fuerzas para soportar la presión. También hay alternativas a la venta, como buscar socios que participen en el negocio y en la gestión.

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