Vergüenza de Levante UD en el Villamarín (3-1)

Los levantinistas se quedan sin argumentos a los que aferrarse tras perder de manera sonrojante ante el Betis

Morales y Fekir durante el partido.

Morales y Fekir durante el partido. / EFE

Rafa Esteve

Rafa Esteve

La permanencia del Levante se encuentra en las manos de optimistas incondicionales, porque el equipo continúa sin dar argumentos sobre los que creer. Jornada tras jornada, los de Javi Pereira insisten en desmoralizar la autoestima de un club que, tras casi una vuelta en LaLiga sin saber lo que es conseguir una victoria, va a la deriva.

Sin embargo, dio la sensación, tras una primera parte seria del equipo en la que se marchó por delante en el luminoso, de que aprendió la lección tras anteriores derrotas indefendibles, pero, después de ver cómo el Betis le remontó en un abrir y cerrar de ojos, y le puso la puntilla anotando el tercero, el Levante se queda sin motivos sobre los que confiar.

La derrota por tres goles a uno, sobre todo por las formas, deja al club en una situación crítica, con la salvación como un escenario utópico y con menos margen de maniobra. Un contexto dramático que, semana tras semana, no solo parece no tener fin, sino que se ha convertido en un auténtico calvario.

No obstante, el Levante tuvo un comienzo soñado. Idílico según la necesidad y la situación en la que está inmerso. Shkodran Mustafi, quien hizo un partido serio y contundente pese a la derrota, puso por delante a los suyos con un gol a los siete minutos de partido, de los que gustan a los centrales: ganándole el marcaje a sus rivales, poniendo la cabeza y girando el cuello para proyectar al palo contrario, y con potencia, un balón imparable para Rui Silva. Una diana que podía servir para ganar moral y sentir confianza en las piernas.

Mustafi adelantó a los granotas tras una gran primera mitad en el Villamarín

Mustafi adelantó a los granotas tras una gran primera mitad en el Villamarín / EFE

Sin embargo, el Betis, fiel a su empuje, tuvo sus momentos para equilibrar fuerzas en el luminoso, aunque el Levante apretó para que los verdiblancos no circulasen, combinasen y moviesen el balón con facilidad. Pese a ello, Álex Moreno fue el que más dolores de cabeza generó en la retaguardia defensiva. Estuvo a punto de provocar un penalti que, tras revisión de Ortiz Arias en el VAR, fue anulado porque fue el lateral quien pisó a Son y no al revés. Minutos después de un centro lateral de Aitor Ruibal, Moreno lanzó un disparo con el exterior que se marchó rozando la escuadra y volvía a meter el miedo en el cuerpo al conjunto granota. Antes del descanso aún llegaría una más clara para los béticos: Guido Rodríguez, de cabeza, picó el balón abajo pero Cárdenas salvó a los suyos con una mano dura y fuerte para evitar el 1-1.

Otro partido completamente distinto tras el refresco

Tras el descanso, el objetivo tenía que ser el mismo. Ser sólidos en defensa, más allá de ocasiones aisladas del rival, y aprovechar los espacios a la contra. Pero como ya ha pasado en otras ocasiones, al Levante le crecen los enanos. Una acción puntual condenó al equipo a los diez minutos del segundo tiempo. Un balón para Canales, que se quedó muerto en el área tras centro del cántabro, fue recogido por Fekir y Willian José y acabó en los pies de Juanmi, que empezó a vestirse de villano granota.

De hecho, el malagueño dejó claro el porqué el Levante sigue sin ganar ningún partido. Con defensas como la del 2-1 es imposible sacar los tres puntos. Empezando por todos. Javi Pereira hizo lo que nunca se debe hacer, o al menos lo que marca el 'libreto' tradicional. Un cambio en un córner en contra acabó con Fekir centrando, Willian José prologando y Juanmi, de nuevo, haciendo daño a un equipo que ahí bajó los brazos. La remontada fue la gota que colmó el vaso y el mejor ejemplo de que este equipo se hace pequeño al mínimo golpe que recibe.

Álex Moreno fue uno de los dolores de cabeza de la defensa granota durante toda la primera mitad

Álex Moreno, en el momento en el que se pitó penalti a favor del Betis (el VAR lo anuló) / EFE

La peor noticia desde el segundo gol hasta el tercero, que cerraba el encuentro, fue que el Levante no solo se vio remontado, sino que dejó de intentarlo. Juanmi, culminando su gran actuación, pisoteó la moral de los de Orriols gracias a un regalo de Fekir, quien le dejó el gol en bandeja. El tercero era una anécdota. Por sensaciones, el Levante podía seguir una hora sobre el terreno de juego y ya no iba a sacar ninguna noticia positiva de un Benito Villamarín que prolongó la sequía de triunfos. Y ya van quince.

Son demasiados partidos para un equipo que semana tras semana intenta hacer creer a la afición que la salvación es posible pero que, una vez llega el domingo, le da una dosis de realidad. En definitiva, la plantilla ya solo debe hablar sobre el césped y con tres puntos. Lo demás... es un cuento.

Ficha técnica del Betis-Levante