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El Levante tiene prisa por ascender (3-1)

Con 17 partidos consecutivos sin perder entre todas las competiciones, el cuadro de Javi Calleja sigue imparable hacia el objetivo tras tumbar a un rival directo como el Granada

El Levante tiene prisa por ascender (3-1)FRANCISCO CALABUIG

Aunque la segunda vuelta de temporada esté dando sus primeros pasos, el Levante no quiere perder el tiempo en su sueño de competir entre los mejores más pronto que tarde. Lo tiene, de hecho, entre ceja y ceja. Poco le importan las rachas, las estadísticas y los estados de forma. De hecho, lo único que entiende es que nada, ni nadie, le impedirá pelear por un objetivo que se está ganando a pulso. Aunque quiera ascender rápidamente, el Levante no quiere dejar de disfrutar sin importar quién esté delante. Ante el Granada, rival directo por subir a la élite, volvió a demostrar que, mientras el fútbol le dé la razón, seguirá siendo imparable. Le dio igual reencontrarse con Paco López, técnico que, en su regreso al Ciutat, sufrió el potencial de un equipo que superó a su Granada con goles de Cantero, Campaña y Bouldini (3-1). Entre liga y Copa del Rey, son 17 partidos sin perder, pero al Levante le da igual. Su ilusión por ascender tiene más peso que los datos.

Las prisas por ascender arrancan desde el momento en el que se toma la decisión de subir a la élite. Pese a tratarse del mes de enero, el Levante quiere correr. Tanto, que le importó poco el rival al que se enfrentó. Ambos vivieron una sensación idéntica la temporada pasada, pero fue el cuadro de Javi Calleja el que quiso evadirse de inmediato pese a quedar prácticamente toda una segunda vuelta de competición. De hecho, se mostró alegre, suelto y atrevido. Actuó sin complejos, para terminar provocando un terremoto que sacudió Orriols a lo largo de los primeros quince minutos.

Wesley Moraes, a los 120 segundos del pitido inicial, se quedó con la miel en los labios después de que Trujillo Suárez le negase un gol que invalidó por fuera de juego. Formando pareja de baile con Cantero, tal y como el Ciutat presenció en sus primeras veces este curso, el ‘11’, en el transcurso de la jugada, participó en posición antirreglamentaria. Sin embargo, el madrileño, de una forma u otra, vengó a su compañero en la punta de lanza finalizando una jugada donde el ‘7’ le asistió. Postigo buscó la espalda de los centrales, y en su trayecto, el futbolista cedido por el Aston Villa peinó el envío para habilitar a un Cantero que fusiló la portería de Raúl Fernández.

Orriols se vistió de gala para la que se presagió como una noche para el recuerdo. Sus expectativas, tal y como circularon los primeros compases, se cumplieron, aunque el subidón del gol que abrió el marcador se disparó en el momento en el que Ricard, en su forcejeo con Postigo dentro del área, impactó con su brazo el remate del capitán. Tras una semana en la que el público del Ciutat invocó el regreso del ‘24’, Campaña volvió a la acción de manera triunfal. No dudó, ni un solo instante, en ejecutar una pena máxima que solventó sin apuros. Un gol que no solo le coronó, sino que celebró con rabia. Con euforia. Con los sentimientos a flor de piel, reflejando el estado emocional que se vivió en un estadio que disfrutó como en sus mejores tiempos.

No obstante, difícilmente el Levante es incapaz de sufrir. De hecho, demasiadas facilidades le puso un Granada que, tras recibir dos reveses consecutivos, se activó recortando diferencias mientras el Ciutat ondeaba sus bufandas. Carlos Neva, llegando desde atrás, machacó un balón suelto para darle alas a su equipo. El conjunto de Paco López se desahogó y comenzó a jugar su fútbol, dando algún susto que otro a un Levante que, en más de una ocasión, se vio perdiendo la ventaja en el luminoso. Protagonizó algún fogonazo que otro, pero, sin duda, el descanso fue un alivio para los granotas.

Organizadas las piezas, el cuadro levantinista transmitió una sensación diferente. El Granada siguió su camino, pero el equipo no quiso continuar su rumbo. Es más, bajó las revoluciones del partido. A pesar de su reacción, el combinado de Paco López no fue tan amenazante como mostró a partir del ecuador de la primera mitad frente a un Levante que trabajó para tenerlo todo bajo control. Sobre todo, a la hora de achicar aguas en la retaguardia. Pese a ello, el partido entró en un correcalles. Fue, incluso, un déjà vu, rememorando los encuentros donde, con el técnico de Silla, el Levante vivía en el descontrol de forma constante y disfrutaba del intercambio de golpes. No en vano, la tranquilidad llegó. Más tarde de lo esperado, pero en el momento indicado y sin importar lo que sucedió antes.

Boldini sentenció

A falta de un cuarto de hora para la finalización del choque, la suerte cayó en el bando deseado, en el momento en el que Víctor Díaz, después de un centro de Pablo Martínez desde la esquina, desvió un cuero que, tras chocar con el palo, remató Bouldini para sellar el partido. Tres puntos que dan a entender que el Levante no entiende ni de rachas ni de situaciones imposibles. Su sueño, el de estar el año que viene en Primera, tiene más fuerza que nunca.

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