El Levante vuelve a no depender de sí mismo para ascender (1-0)

Los de Calleja se estrellan contra el Tenerife con una imagen imperdonable y pierden una oportunidad de oro

Mustafi reapareció en Tenerife tras su lesión

Mustafi reapareció en Tenerife tras su lesión / LUD

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El ascenso directo a Primera División, sobre todo según lo comprimida que está la parte elevada de la clasificación, no está como para desaprovechar oportunidades que den pie a recortar diferencias con el objetivo de subir a la élite y a ganar ventaja con respecto a los rivales que pugnan por los mismos intereses que en Orriols. La competitividad y la igualdad de la categoría puede provocar accidentes, pero si los tropiezos son alimentados por falta de intensidad, nada es perdonable y el foco de la culpabilidad es más que evidente. El Levante, después de recuperar puesto de privilegio ante el Alavés, vuelve a caerse del ascenso directo, y a no depender de sí mismo, tras perder, con una imagen imperdonable, contra el Tenerife. El cuadro de Javi Calleja, incluso, pierde credibilidad de cara al tramo final de curso después de perder todo el crédito que ganó hace apenas siete días. Un gol de Enric Gallego, poco después del descanso, activó a un conjunto que no puso toda la carne en el asador hasta que no se vio contra las cuerdas. No obstante, la derrota enciende las alarmas otra vez y reactiva el nerviosismo que provoca no depender de ti mismo para subir a Primera. La enésima oportunidad perdida. Y lo peor de todo, es que el margen de error ya no existe.

Sin embargo, escalar hasta la parte más alta de la clasificación no fue equiparable a subir a la cima del Teide, pero el Tenerife, independientemente de que haya conseguido las unidades que permiten volver a competir en Segunda División, tampoco puso facilidades a un Levante que se sumergió en el encuentro sin brillantez ni lucidez. De ese estado de incerteza se aprovecharon los de Luis Miguel Ramis, jugando sin miedo y poniendo contra las cuerdas a su rival. De hecho, estuvieron muy cerca de ponerse por delante en los primeros compases de encuentro. Enric Gallego, principal amenaza de los locales, remató un centro preciso de Nacho en el que Joan Femenías se estiró para evitar, sobre la línea, el tanto inicial de los tiñerfeños. Fue una declaración de intenciones de un Tenerife que fue en fase ascendente, a la vez que el Levante siguió sin encontrar su lugar en el partido. Intentó jugar en campo propio, pero sin éxito. Y más allá de un lanzamiento seco desde fuera del área de Wesley, que repelió Juan Soriano, y una falta directa de Pepelu que el guardameta local atrapó sin dificultad, el conjunto de Javi Calleja se vio en un callejón sin salida y con falta de soluciones.

El Levante se marchó al descanso dando gracias al resultado con el que finalizó la primera parte. No solo por la ausencia de oportunidades claras y peligrosas, sino también por lo cerca que se quedaron los de Luis Miguel Ramis de adelantarse en el luminoso. Joan Femenías, después de exponer en el Heliodoro Rodríguez López su carta de presentación, volvió a aparecer para impedir el gol de Borja Garcés, quien a la media vuelta y tras recibir un esférico procedente de Iván Romero, lanzó un chut cruzado que el meta granota se encargó de detener. No obstante, aún tuvo que dar gracias el nacido en Manacor de que su equipo no se viese por debajo, después de que las dos ocasiones más claras del Tenerife se marchasen fuera por milímetros. Enric Gallego, tras deshacerse de un Mustafi que evidenció falta de ritmo en su reaparición después de ocho meses lesionado, le picó el balón al arquero y se marchó por poco, y Mellot, tras domar un cuero procedente desde atrás, la cruzó sin fortuna.

Pese a ello, el Levante fue incapaz de cambiar su tendencia. Para más inri, la empeoró. A la primera no, pero sí a la segunda, el Tenerife puso al combinado levantinista en su sitio, al igual que le dio, más si cabe, motivos para espabilar. Gallego avisó de sus intenciones en el momento en el que cazó un rechace de Joan Femenías, a lanzamiento desde fuera de Nacho, y lo metió en el fondo de la red. Su posición antirreglamentaria impidió poner por delante al Tenerife, pero tres minutos más tarde, los protagonistas de la acción se pusieron de acuerdo para, esta vez sí, marcar el primero del partido en el Heliodoro. Nacho centró y el delantero, ante la poca contundencia de Mustafi, cazó con la testa un esférico que terminó en las mallas. Revés que dejó noqueado al Levante, aunque lo que mostró sobre el verde dio síntomas de aturdimiento más allá de la diana del rival.

Sin embargo, el gol en contra, al menos, valió para avivar a un equipo que, según lo visto, pareció que no se estaba jugando el ascenso a Primera División. Más allá de la de Wesley durante el primer tiempo, el cuadro de Javi Calleja apenas compareció en terreno tinerfeño. Casi una hora transcurrió desde el disparo del brasileño hasta que volvió a dar indicios de peligrosidad, cuando Bouldini, a centro desde la esquina de Pepelu, cabeceó un balón que se fue rozando la escuadra. Pese a ello, más clara fue la que protagonizó Roberto Soldado. De hecho, los presentes en el Heliodoro Rodríguez López, tanto los que animaron a los locales como los desplazados desde València, no dieron crédito cuando el valenciano, prácticamente en boca de gol y con Juan Soriano asumiendo el tanto del empate, mandó a las nubes un centro envenenado de Saracchi. El Levante, quizás, pudo merecer el empate, pero la indiferencia con la que se jugó gran parte del encuentro castigó a un equipo que ya no depende de sí mismo para ascender a Primera División.