Si continuamos a este ritmo, va a ser un negocio muy rentable abrir una tienda en los aledaños de Mestalla en los que se vendan pañuelos, porque el Valencia se está abonando a las pañoladas. No funciona, no transmite, el técnico parece que casi todo lo ve bien, otra vez desperdicias una ventaja en el marcador… es increíble. No estamos por el camino correcto y a veces hay que tomar decisiones que drásticas que no gustan, porque hemos llegado al tramo final de la temporada y las únicas alegrías vienen de las derrotas de los rivales directos. Mala señal en un equipo roto que cada vez está más perdido. Porque hay una realidad, cuando Kone falla el gol en el 87 Mestalla explotó una vez más.

El cambio de Jonas

Minuto 16 de partido. Algo falla cuando Unai llama a Feghouli para variar su puesto de partida, ya que la tendencia de Jonas a ir hacia el centro provoca un embotellamiento por el centro, de ahí que desplace a Soso a la izquierda con la libertad de movimientos que le otorga a los tres jugadores que caen por detrás del delantero… Y así llegó el 1-0. Tras un exquisito pase al espacio libre de Aduriz, bien visto por Soso que le regaló el gol a Jonas.

Se caen con un soplido

Una vez más, la fragilidad en defensa sale a escena. Cuando los hombres cambian pero se repiten los despistes, ya no es una cuestión de personalizar en uno u otro futbolista, sino en el planteamiento táctico colectivo. ¡Qué bonitos eran aquellos tiempos en los que marcar era sinónimo de victoria! Parecen tan lejanos como si fueran de otro siglo, pero los equipos empiezan a construirse desde atrás, sobre todo cuando el viento sopla fuerte en contra como le ocurre al Valencia actual.

¿Y los cambios?

Otra vez los cambios tarde… Los dos primeros a falta de 14 minutos para el final, como si se estuvieran haciendo bien las cosas, sabiendo además que hay futbolistas —los menos eléctricos en su fútbol— que necesitan unos minutos para adaptarse al ritmo de partido, pero o Unai no sabía muy bien qué hacer o pensaba que tampoco tenía la solución en el banquillo. Alcácer tuvo el gol de la victoria… como Koné.

Chapeu para Mestalla

Comportamiento exquisito el de la afición, que intentó aguantarse toda la rabia dentro hasta que no pudo más, a falta de tres minutos, y eso que aún tuvieron un último intento animando. ¡Digno de reconocer!

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