Seguramente el Valencia se enfrenta hoy al mejor Madrid de la historia en un momento en que, paradójicamente, el antimadridismo crece como la espuma por todas partes. Se lo han ganado a pulso y, tras casi dos años con el portugués como guía, pocas lecciones de nada puede dar el Real Madrid a estas alturas con la temporadita que llevamos, desde el dedo de Mourinho allá por el mes de agosto a la impresentable gresca de El Madrigal, más propia de una banda de cuatreros que de un club que dice ser patrimonio de la humanidad. Hoy se juegan la Liga, en casa y en domingo de gloria, así que mejor si nos pilla confesados.

Ganar al Madrid

Hace falta una locura así

La goleada a los holandeses ha amortiguado en parte el efecto, pero se percibe en la calle cierta desconfianza ante esta visita al Bernabéu. Es una nueva sensación. Hace años que este partido está marcado en la agenda del valencianismo como uno de los más especiales del año, de triunfos épicos y atracos escandalosos, dos factores que en el mundo del fútbol unen voluntades. Siempre, al menos si hablamos de la última década y algo más, el equipo dio argumentos para creer en algo tan especial y complicado como derrotar al Real Madrid en su guarida de la Castellana. También el VCF se ha ganado esa desconfianza en estos cuatro años en que nunca ha dado muestras reales y contundentes de poder hacerlo, de darse el gustazo. Tampoco ayudan los últimos resultados. Pase lo que pase con la tercera plaza, con la Champions y la Liga Europa, hoy todavía están a tiempo de regalar ese gran momento a toda esa legión de valencianistas que a estas horas no acaban de creerlo. Y a todos los antimadridistas que sueñan con el milagro.

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