En menos de quince días, la misma plantilla ha pasado de dos actuaciones tan pobres, como las ofrecidas ante el Zaragoza y el Levante, a otras mucho más solventes —el partido de vuelta ante el AZ Alkmaar— y hasta excelentes, como el partido del Bernabéu. Este análisis se va a centrar en los factores que determinan el resultado en el fútbol moderno. Son muchísimas las causas que pueden llevar a ganar o perder un partido. Algunas son incontrolables (exógenas), como la suerte (un balón al poste) o los errores arbitrales. Pero éstas, a lo largo de una temporada se suelen compensar, aunque es verdad que los arbitrajes tienden a favorecer los equipos grandes como el Real Madrid y el Barcelona: la denominada ´subdistancia psicológica´ y en el caso del Madrid también miedo escénico.

Cuatro variables

Hay algunos factores, básicamente cuatro —la calidad técnica de la plantilla, la condición física, el componente táctico/estratégico y la motivación— que son endógenos, es decir, dependen de la estructura del club y por lo tanto son controlables a través de una buena política deportiva. Estas cuatro variables inciden en los resultados de un partido, y aún mas significativamente de toda la competición, con un peso equivalente en un 25% cada una de ellas aproximadamente. La calidad técnica de la plantilla es responsabilidad, aparte del presupuesto, del buen oficio del director deportivo del club. La condición física depende del preparador físico y del equipo médico. Todos conocemos los avances de la medicina deportiva y sus efectos sobre las prestaciones físicas de los atletas, con todas las sospechas que esto conlleva.

Técnico y jugadores

La táctica y la estrategia dependen del entrenador, que las dibuja según las características del rival y las situaciones que se presentan en cada partido, y por supuesto de los futbolistas, que las tienen que captar y aplicar durante los noventa minutos. Y por último está también la motivación (actitud/implicación). Es una función del entrenador —en Inglaterra coach pero también trainer, o sea motivador— y de los futbolistas; aunque en muchas ocasiones es también el mismo escenario del partido, un estadio imponente o un compromiso muy importante, lo que puede inducir a los futbolistas a automotivarse.

La balanza

Ha sido la misma plantilla, con la misma calidad técnica y condición física, la que nos ha brindado esas pobres actuaciones frente al Zaragoza y al Levante, y la que a la semana siguiente hizo posible la resurrección a través de una rápida metamorfosis, la que ha sido solvente en la Euroliga y sublime en el Santiago Bernabéu. ¿Qué fue lo que decantó la balanza hacia nuestro lado? Los otros dos factores endógenos: el táctico/estratégico y la motivación. Fue un inesperado buen planteamiento de los dos partidos por parte del entrenador acompañado de una correcta implicación y actitud de los futbolistas lo que determinó el 4-0 frente el AZ Alkmaar, salir inmaculados de la cueva del Real Madrid, que venía de marcar 18 goles en los cuatro enfrentamientos anteriores, que llevaba un promedio de 3,33 goles por partido en la Liga, más de 40 partidos consecutivos marcando y nada menos que cinco años sin empatar a cero en su feudo en la competición doméstica. De hecho, los logros nacionales e internacionales de la etapa más exitosa del Valencia, la de Rafa Benítez y también la de Héctor Cúper, no se consiguieron con la mejor plantilla de Europa en cuanto a calidad técnica, aunque era muy buena. Más bien fue llegando a la excelencia en los aspectos físicos, tácticos y motivacionales, que cubrieron con holgura el ligero déficit de calidad técnica respecto a otros grandes de España y de Europa, y el todavía más grande gap en cuanto a presupuestos.