De verdad que lo de Nuno Espírito Santo no es nuevo. Que nadie se sorprenda. Llegó a Paterna y a los diez minutos ya daba señales de que su aspiración y su ambición era la de convertirse en un manager general estilo Premier. Acaparar los cargos de entrenador y director deportivo en uno, con licencia total y pulserita de todo incluido para decidir sin oposición en la configuración de la plantilla. Control total sobre los miembros de la secretaría técnica y la última palabra para decidir incorporaciones. Nada más llegar chocó con Rufete pero no por nada especial; simplemente porque ambicionada ese cargo. Nuno se encuentra en el Valencia CF en el paraíso de cualquier entrenador. Tiene todas las facilidades para llevar a cabo sus propósitos. La amistad y el aprecio personal de Peter Lim y de Jorge Mendes lo blindan ante cualquier eventualidad y lo catapultan camino de sus metas. Tiene contrato hasta el 30 de junio de 2018 y barra libre. El anuncio de su renovación, en puertas de la eliminación de la Copa del Rey, hablaba por sí mismo. Pasara lo que pasara -que luego pasó- la confianza era total. El mensaje era Nuno.

Pero el técnico opera así porque conoce la fortaleza de sus mecenas. Sin ellos no habría llegado al Valencia y aunque lo hubiera hecho no sería tan trepador. En otro club, lejos de ese contexto tan especial con el que la dupla Lim&Mendes ha envuelto al nuevo murciélago, no acapararía tanto poder. Aquí lo tiene. Y lo emplea. Por tanto, si Nuno es la apuesta de Lim, adelante. Es coherente. Nadie engaña a nadie. Y el que se crea engañado lo mejor y lo más honesto que puede hacer es coger la puerta. Si el dueño cree en la figura de un entrenador que ostente además el cargo de manager deportivo y ese es Nuno, hay que aceptarlo. Primero porque es el dueño y luego porque esa será la política y el modelo de club en el que Lim cree.

Por eso me parece normal que en lugar de alimentar una mentira en la que Salvo y Rufete tengan unas migajas en la toma de decisiones se prescinda de ambos o se les explique que su rol es el de subalternos o subordinados y que la última palabra en cualquier operación de fichajes pertenece a Nuno. Todo el poder para Nuno. Sería lo más honrado por parte de Lim. Luego, Salvo y Rufete que decidan si aceptan, pero si lo hacen que luego no vayan llorando por las esquinas quejándose de papá y pataleando frustrados. Esa, la de continuar en esas condiciones, habrá sido su decisión. Y ese es el club que ellos ayudaron a parir.