Cuando recibe una llamada de Jose Mourinho al entrenador del Valencia se le iluminan los ojos casi tanto, tanto, como cuando al otro lado del teléfono está su eterno mecenas, Jorge Mendes. No es de extrañar que Nuno Espírito Santo (y Todopoderoso) se haya propuesto igualar en el Valencia CF de su amigo Peter Lim las andanzas de su referente en los banquillos,The Special One, el actual director técnico y de lo que haga falta del Chelsea Football Club. Mou tardó muy poco en limpiarse „le molestaba en su ferviente caudillismo„ a Jorge Valdano, por entonces, aparte de filósofo y escritor, director general y adjunto a la presidencia del tío Floren.

A Nuno, que apareció por Valencia con una línea en el currículum „preparador del Rio Ave„ y una carta de recomendación-obligación del jefe, le ha costado mucho más convencer al magnate de Singapur de que mejor si se encarga él también de absolutamente todo lo que envuelve a los fichajes en vez del mánager general deportivo, un tal Rufete. Ese exjugador de un Valencia histórico que ha revitalizado la escuela y que, con la ayuda de Ayala y Joan Salvans, le dio en verano los ingredientes idóneos para que el equipo recuperase la solidez defensiva de gloriosas etapas.

No seré tan estúpido de negar que el portugués los ha cocinado muy bien, pero ahí tenía fresquitos en la cocina a Otamendi, Mustafi y Gayà. Gayá, sí€ Gayà. Nuno se ha esforzado estos días en hacer creer que ha sido el gran valedor del lateral de Pedreguer. ¡Falso! En la tele no pasaría la prueba del polígrafo ni de casualidad. No me cabe duda de que le entraría la risa tonta. Hay que retroceder a la pretemporada para recordar que antes de convencerse con Gayà lo intentó con un compatriota suyo, Vitorino Antunes, y hasta se le pasó por la cabeza quedarse con Aly Cissokho.

Ejerciten la memoria. Un mes antes, todavía desde fuera, Peter Lim metió con calzador al técnico de Mendes y consiguió que Amadeo Salvo, erróneamente, se tragará el sapo del cambio por Pizzi. La competencia nefasta jugó a favor del singapurense. La suya era de largo la mejor oferta económica para comprar el Valencia. Las otras no pasaron de ser un puñado de chistes malos. A la larga será Lim quien pueda pagar más que nadie los egos de su amigo entrenador.

Rufete sigue como mánager, pero con el OK a Rodrigo Caio el máximo accionista ha roto el aparente equilibrio en favor de Nuno. En su mano está repararlo o, desde una ignorancia de la realidad valencianista, seguir minando los nexos que tiene con una mayoría de aficionados.