Al final del partido, el Athletic había dispuesto de diez saques de esquina a favor. El Valencia, de ninguno. Eso por si alguien todavía duda sobre quién de verdad saltó al campo a buscar los tres puntos. Únicamente un error incomprensible de Simón, desastroso como todos los porteros en los que se fija Luis Enrique Un partido lamentable más de un equipo que solo sabe perseguir rivales, luchar con cierto -tampoco exagerado- denuedo por recuperar una pelota que casi siempre mueven los otros, para no saber qué hacer con ella una vez la tiene en su poder. De nuevo, ante un Bilbao depresivo y vulgar, no pudo el Valencia más que rebañar un punto de pura casualidad, después de ceder la iniciativa y ofrecer otro recital de inoperancia. Lo de Javi Gracia empieza a clamar al cielo. Lo de los que lo han fichado dos veces, cuando llegó y cuando no le dejaron marcharse, una prueba palpable más de que su incompetencia no conoce límites.Equilibrio inicial

Viven los leones una temporada extraña. Las viejas figuras ya no rugen como antes, los chicos nuevos no tienen la calidad de los Susaeta, De Marcos y compañía y en el mercado les ha salido respondona la Real. Un mar de dudas los asalta. El partido se presumía impreciso y así comenzó. Intercambio de golpes, con el visitante llevando la batuta, aunque se trate de este Bilbao menor, y el Valencia buscando alguna contra. Siempre por el lado de Guedes. Sólo así se explica su empecinamiento en poner a Musah y marginar a CorreiaPisó el área rival una vez y del tirón obtuvo un disparo al palo de Racic y un penalti tonto que transformó Soler. No rebusquen en el cajón porque no hay mucho más. Pero podía ser suficiente si se administraba con rigor.El desmoronamiento

El castillo se vino abajo tras un error, el enésimo en una actuación penosa, de Musah. Agravado por una pasividad impropia de un chaval al que se ha dado demasiado protagonismo demasiado pronto y sin merecerlo y sintomática de lo que le espera en el futuro: la irrelevancia si sigue así. Venía el Athletic avisando tras la reanudación, dueño y señor del juego por orden expresa del entrenador local, al que nada motiva más que encerrar a sus futbolistas en área propia. El paso atrás del equipo fue tan descarado que cuando se vieron con el gol en contra, ya no supieron qué hacer. La pelota quemaba, las pérdidas se sucedían y el Bilbao tocaba y tocaba como si no fuera el Bilbao. Un asedio constante en el que Doménech volvía a ser el principal protagonista. Todo apuntaba a la puntilla definitiva cuando Simón se tragó un balón sin peligro alguno. Bien Vallejo, que ante la pasividad de algunos como Musah bien parece un jabato, y muy bien antes que él Maxi, sacando una falta a favor por estricto pundonor. Es a lo que su entrenador ha reducido a Maxi: un tipo que provoca faltas y penaltis a destiempo.Los síntomas

Maxi Gómez llegó al partido de ayer sin haber rematado a puerta desde el 3 de octubre. Welcome to Javi Gracia. Todavía hay quien crucifica a Gameiro. Ayer el Valencia tardó 25 minutos de segundo tiempo en acercar la pelota al área rival. En casa y ante un rival directo por la permanencia. Doménech, por su parte, es el portero de la Liga que más paradas ha realizado. Ese es el estilo de juego que Gracia y Murthy Un esperpento lamentable que pone en valor a tipos como Gary Neville. Lo dije aquí de Celades y la gente me llamó alarmista. Así terminó todo.¿Y ahora qué, Anil?

A la vista de la trayectoria del equipo, es de suponer que alguien tendrá que tomar alguna determinación. El Valencia no es que juegue mal, es que directamente ni juega al fútbol sino a otro deporte, uno en el que pierdes todos los balones y corres como pollo sin cabeza hacia atrás, que solo existe en la cabeza de un entrenador al que esto ya le venía grande de fábrica. El equipo se desangra, los futbolistas se desesperan, incapaces de entender cómo son bailados y casi humillados por cualquier equipito que le pone un poco de empeño y, entre tanto, en las oficinas del club parece que nadie se esté enterando de nada. Pobre Valencia.

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