Opinión

Se busca un revulsivo

Seis partidos son suficientes para enmendar un año muy errático, y, además, son muchas las temporadas que han tenido un desenlace inesperado

LEVANTE UD - AMOREBIETA

LEVANTE UD - AMOREBIETA

El enésimo todo o nada para el Levante llega este domingo al Ciutat con el duelo ante el Cartagena. Pasado el amargo trago del Amorebieta, Santander dejó solo un punto en el casillero, bueno en otras circunstancias, insuficiente a estas alturas. Las jornadas van pasando y lo que se veía como algo extremadamente largo, ahora se ve cada vez más cerca. El final de temporada toma el modo lupa y la distancia respecto a la frontera de dar una vuelta de tuerca más a esta campaña, sigue tan cerca y tan lejos, en un bucle que no conduce a ningún sitio.

Por lo visto hasta ahora, la tendencia exhibida no daría el éxito. El Levante ha sido incapaz de ganar más de dos partidos subidos, y en los momentos de mayor subidón ha llegado la bofetada. La gran duda que nos embarga es si en este momento de la verdad, esa urgencia, esa presión, esa necesidad, va a producir un efecto propulsor hacia arriba, o, por el contrario, debemos estar preparados para recibir un golpe de gracia que deje al equipo fuera de combate.

Me sigo aferrando, soy así, a la primera opción. Hay que resistirse a caer en el pesimismo y la desidia, me niego. Seis partidos son suficientes para enmendar un año muy errático, y, además, son muchas las temporadas que han tenido un desenlace inesperado por esos resultados inexplicables que no se dan durante todo el curso y que solo ocurren al final con campeonatos extraordinarios o permanencias impensables. Sin querer elucubrar si son buenos o no los rivales que aguardan, porque cada uno lleva su estigma, el Levante ha de pensar más que nunca en sí mismo. El domingo ha de ser el punto de partida para querer seguir caminando o definitivamente apartarse a la cuneta.

Pese a que la grada tiene que ser el mejor aliado, los partidos de casa van a registrar seguro que un colorido mágico. Una nueva iniciativa del club así lo ha promovido con precios populares para los tres encuentros que quedan en Orriols. Convencido de que la familia granota no va a fallar, lo que ocurra en el verde ya es otra historia, compleja, lo sé, pero en la que la fusión de todos los agentes, nos ha de llevar a ganar.

En estas circunstancias extremas de necesidad, la aparición de los revulsivos en la baza a la que muchos se acogen. Normalmente llega la ola a los banquillos, y principalmente, en aquellos equipos en los que la salvación ahoga. En el Levante el contexto es distinto. Ni se lucha por la permanencia ni debe haber recambio técnico. Es precisamente Felipe Miñambres el que dar con su revulsivo, el de todos los granotas, para cambiar esa inercia que se ha negado durante tantos meses. La titularidad de gente joven, el último con Cabello, viene motivada por esa peyorativa de tratar de encontrar algo nuevo que lo cambie todo. El revulsivo o a lo sumo, un par de ellos, salen a la superficie como la última llamada a la esperanza. Desconozco, por eso no soy entrenador, cuál puede ser. Quizás sea un cambio táctico más que de futbolistas, o una modificación de mentalidad, quién sabe. La evidencia es que algo tiene que cambiarse y no es un simple lavado de cara. Saquemos todas las redes y trampas para que ese revulsivo no se escape. Quizás en sus manos, o mejor en sus botas, está el futuro.

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