El liderazgo está en posesión innegociable del entrenador y condiciona el juego. Fíjense en el Málaga que hoy se enfrenta al VCF. Nadie esperaba tan pésimo arranque liguero. El secreto se llama Tapia. El ex del Málaga se fue al Betis. A pesar de su anonimato es uno de los mejores hombres de club. Su salida y la de Eliseu al Lazio (el año pasado le amargó el debut a Carleto) determinan las carencias actuales. Tapia descubrió a peloteros como Apoño, orden y distribución ejemplar, que ahora rompe su progresión. Y dejó a medias procesos de regeneración futbolística: Luque o Duda. El Valencia tiene una extraordinaria ocasión de consolidarse en la parte alta ante un equipo que perdió la pegada atesorada en los 90 con la dupla Dely Valdés-Darío Silva.

Líderes caídos

A veces el liderazgo se esfuma, caso Tapia, otras se difumina. Le ha pasado a Pellegrini. De espectáculo abyecto cabe tildar el fusilamiento al amanecer sufrido por el chileno. Obedece al mecanismo de la jauría. Cuando se adolece de fortaleza, por falta de apoyos o por traición (fue sangrante ver los enconados intentos de Benzema por tirarla fuera contra el Alcorcón), el entrenador está acabado. A Manuel Pellegrini no lo respetan los jugadores y además tiene un presidente que dicta los titulares desde Concha Espina. Habla a través de las portadas de la Brunete Blanca.

De La Plana a la horca

Es más fácil ser líder en la Arcadia feliz de Villarreal que en el Real Madrid. Allí hay una afición eternamente agradecida y unos responsables encantados de haberse conocido. Precisamente la ausencia de entorno, que en La Plana confunden con marginación, está salvando a Valverde. En cualquier otro equipo ya estaría en la cola del Inem.

Paradoja del banquillo

Más sobre el liderazgo, modesto en este caso. El entrenador del Alcorcón dio una lección a sus millonarios colegas de profesión. Si el fútbol, en definitiva, es pura asociación y desparpajo, ustedes se estarán pensando si no está inflacionado en grado sumo este negocio. Quique Sánchez Flores llega al Atlético para desempolvar su manual de entrenador-amigo. (Si papá fuma, nosotros también, decía uno de sus ex-pupilos). Pellegrini jamás debió cruzar el Mijares. Mientras tanto la mayoría no podríamos recordar el nombre del preparador alcorconense, ¿verdad?

Quique y el infierno

Mucha suerte a Quique, pero peca de sobreexposición, como muchos políticos. Su omnipresencia les hace hacedores de lo bueno, pero también responsables de lo malo. Quique Sánchez Flores ha vendido su alma al diablo negociando con los ultras. Consigue una moratoria en la habitual beligerancia de la grada rojiblanca, pero como le vaya mal lo van a sacar del mapa. Ya le han dado la bienvenida al infierno en la noche de difuntos.