Hace apenas unos meses nadie en el Levante UD podía pensar que este equipo sería hoy de Primera. Como aquella selección de Dinamarca que estaba de vacaciones y, de repente, ganó la Eurocopa. Algo así como si ese Valencia CF que ha vendido a Villa y quiere vender a Silva, un equipo por el que se capta en el ambiente que casi nadie daría un euro, llega la próxima temporada y con Soldado gana la Liga. ¿Es posible?

De momento ese Levante está en Primera y el éxito de un club que ha conseguido tocar el cielo en esas circunstancias viene a recordarnos algo en lo que no es fácil creer aunque sepamos a ciencia cierta que es posible, que no gana quien tiene ni tampoco quien puede, sino quien sabe y, por encima de todo, quien quiere. Y este mismo club ha estado y de alguna manera todavía está al borde del caos porque otras veces se ha gastado lo que no tenía para conseguir lo mismo que ayer logró sólo con ilusión, trabajo y sin un clavo. Porque a veces ocurre, aunque no siempre, que quien más tiene no es el que más sabe.

Por eso el Levante sube a Primera mientras otros con más se van a Segunda B y por eso el Valencia no puede ni debe luchar por menos ni menguar sus objetivos porque sus cuentas reflejan que ha bajado el presupuesto. Y por todo eso de grande y de especial que tiene el fútbol y que no deja de sorprendernos miles de africanos soplan al unísono sus trompetas de plástico ´made in China´, al menos hasta que quienes tienen el poder se lo prohíban. ¿Se pueden prohibir los sueños?