Cuando Mario Kempes fichó por el Valencia, tenía 22 años, curiosamente, la misma edad que Claudio López, el ´Piojo´, cuando cruzó el Atlántico veinte años después que el ´Matador´, para desembarcar en Mestalla. Ambos triunfaron, crecieron en Valencia y se ganaron para siempre el cariño de la afición. Pablo Piatti también cuenta con 22 primaveras y se ha comprometido para los próximos cinco ejercicios. No vamos a entrar en el juego diabólico de las comparaciones, pero la coincidencia invita al optimismo y, lo que es más importante, sus credenciales, también. A diferencia de sus legendarios compatriotas, el nuevo fichaje ya conoce desde dentro nuestra liga y sabe muy bien el terreno que pisa. Kempes vino desde el Rosario Central, otro histórico hundido ahora en la segunda división argentina, mientras que Claudio López defendía los colores albicelestes del Rácing de Avellaneda.

El gran Mario Alberto ya sabía lo que era jugar un Mundial cuando se incorporó al Valencia, Piatti, por el contrario, sólo ha tenido la oportunidad de jugar con la selección B de su país en una mini-gira de dos partidos. El fichaje no levanta pasiones en el valencianismo ni tampoco desata la ilusión, pero ha sido bien recibido, la conformidad que se respira en el ambiente supone un aval para el enésimo refuerzo procedente del Almería. Por edad, cualidades y proyección, llega al lugar oportuno y en el momento idóneo. Si todas las referencias avalan la operación, ahora le toca a Pablo Piatti justificar esta apuesta e imitar el éxito alcanzado por sus ilustres compatriotas.

A Pamplona hemos de ir, como reza la copla en este destacado 7 de julio. La liga 2011/12 arranca para el Valencia en el Reyno de Navarra. No hay precedentes de debut liguero en Pamplona y, lo más aproximado, fue el primer desplazamiento en la última campaña de Benítez, septiembre de 2003, cuando se logró ante Osasuna el primer triunfo de una sensacional temporada. El VCF echará a andar en un campo exigente ante un rival que suele ofrecer una tremenda resistencia. Puestos a elegir, mejor al principio que no a mitad de temporada, cuando el fragor invernal y la necesidad de los puntos convierten esta cita en una batalla sin cuartel.