El plusmarquista mundial de los 50 metros mariposa, el español Rafa Muñoz, confesó en una entrevista en la Cadena COPE que trató de suicidarse en dos ocasiones cuando atravesaba por un proceso depresivo. El nadador cuenta los motivos de su retirada a los 28 años y cómo el éxito a una edad temprana fue lo que terminó con su carrera.

"Tengo grabado a fuego cuando al día siguiente -de batir el récord del mundo- observo que tengo en mi teléfono móvil 123 llamadas perdidas de diferentes medios de comunicación. Mucha gente encaja bien el éxito, pero yo no lo supe encajar", confiesa Muñoz. "Solo tenía 20 años y me faltaba esa madurez necesaria para asumir la repercusión mediática. Si no te han formado o asesorado, es duro. Me lo fui tragando. Te encierras tanto en el deporte que caes en ese pozo depresivo. Había estado sin nadar 15 días antes del Mundial de Roma y me fueron a ver mis padres porque no quería competir. Tenía miedo de lo que podía conseguir, de mis capacidades", aseguró.

En ese Mundial de Roma, consigue dos medallas. "En ese momento casi no quiero sacarlas de la maleta. Empiezo a salir, a no estar pendiente de lo que tenía que estar. Me llegaron tres amonestaciones porque no rellenaba dónde iba a estar para los controles antidopaje. Mis vacaciones se extendieron cinco meses y bebiendo. A veces llegaba a casa bebido. No me avergüenzo porque lo he superado. Cuando llega la tercera amonestación, la Federación no me llama, tampoco a mi club. Me llegó la sanción y tenía que declarar ante el TAS. La única forma de que me quitasen esa amonestación era por mi cuadro depresivo", afirmó.

Tras aquello, entró en barrena. "Tuve cinco meses de parón, con sobrepeso, casi 100 kilos. Me rondaban dudas en la cabeza de continuar o no. Fueron cinco meses de mi vida los que bebí, pero no he vuelto. Intenté suicidarme dos veces. Vivo en un quinto, con eso te lo digo todo. Llegas bebido... Al final uno tiene sangre y cabeza, y me tuve que poner en manos de un profesional. Estoy orgullosísimo, se me abre el pecho, de haberlo superado. Quieres solucionarlo pero no sabes cómo. Cuando te pones en manos de un psicólogo empiezas a asimilarlo y te das cuenta de que has sido un capullo. Cuando pasa el tiempo y empiezas a salir de ese pozo te sientes súper orgulloso", confesó.

A partir de ese momento, empezó su declive deportivo. "Tres semanas antes de los Juegos de Londres 2012 me pongo malo. Nado en el Open de España, me quedo muy cerca de la mínima olímpica. En el de Europa me vuelvo a quedar cerca, pero por segundo año consecutivo soy campeón de Europa. Pero me dicen que no tengo nivel para ir a unos Juegos, sólo cuatro horas después de ser campeón. Entones se me cae el alma al suelo. Me quedé en mi casa", confiesa Muñoz, que desde ese momento vio cómo iba a ser su nueva realidad.

Su estancia en el Centro de Marsella en el que se entrenaba costaba 20.000 euros: 12.000 del piso y 8.000 de concentraciones. "Esos 12.000 euros los tiene que asumir la Federación", le dijeron. A lo que Rafa contestó: "Pues igual tengo que colgar el bañador".

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