A partir de 40.000 euros una empresa monta una discoteca en villas privadas. Un negocio que florece al amparo del cierre obligado, esta temporada, de las populares discotecas de Ibiza. Luces y sonido de "alta calidad", seguridad privada, "felicidad" y algunos de los 'discjockeys' más populares de la noche ibicenca es lo que incluye el 'pack'. Una oferta que tanto los empresarios del ocio como el Consell se veían venir.

Si los clientes no pueden ir a las discotecas de Ibiza porque éstas están cerradas, la discoteca irá a su casa. Es el punto de partida de un sustancioso negocio que ha comenzado a moverse en la isla tras anunciar el Govern balear que las pistas de baile no podrán estar abiertas esta temporada.

"Si no puedes venir a la fiesta, el dj irá a ti", es el eslogan de una página web que promete convertir una mansión en una discoteca. "Este verano los clubes están cerrados y es obligatoria la distancia social. Por primera vez y sólo durante la temporada de 2020 tu dj favorito actuará para ti y tus amigos en tu villa. Reserva tu fiesta privada en casa y vive lo que nunca esperaste", se puede leer en la página principal del portal, bajo un vídeo de algo menos de un minuto en el que se alternan imágenes de yates, primeros planos de mesas de mezclas y gente bailando. La página recuerda en varias ocasiones la situación actual motivada por el coronavirus y, aunque asegura que sigue "todas las normativas de las autoridades locales y nacionales", no especifica en ningún momento cuáles son.

Esta especie de discotecas take away no están al alcance de cualquiera. En el caso de Ibiza su coste es "a partir de 40.000 euros", detalla la página, que también ofrece la posibilidad de montar estas fiestas en la Riviera francesa: Saint Tropez, Cannes, Niza y Mónaco, enumeran. Allí, eso sí, el mismo producto es mucho más económico. Sólo (entrecomillen el sólo, por favor) 25.000 euros. Eso sí, en el precio final, que hay que pactar con ellos a través de una llamada o poniéndose en contacto a través del correo, va "todo incluido": "El set del discjockey, los sistemas de luces y sonido, guardias de seguridad y (atención) felicidad".

La empresa insiste en que estas discotecas a domicilio se ofrecen "de forma estricta" para fiestas privadas "sin acceso público" y en las que el número de invitados no puede superar los cien.

La carta de dj disponibles para las fiestas en Ibiza tenía, este miércoles, cuatro nombres: Andrea Oliva, Agoria, Bob Sinclair y Martin Solveig. A primera hora de este jueves, sin embargo, únicamente aparecían tres en est amisma página, Andrea Oliva, habitual de algunos de los clubes de la isla las últimas temporadas, había desaparecido de las opciones de contratación tanto para Ibiza como para la Riviera francesa.

Estos profesionales pincharán durante dos horas en el momento álgido de las fiestas, que duran quince horas (de las doce del mediodía a las cinco de la tarde). Antes y después ( pre show y after show, en su lenguaje), detalla la empresa, hay actuaciones de otros pinchadiscos. Las primeras fiestas, según el calendario, podrían celebrarse ya el 4 de julio y las últimas, el 30 de septiembre.

Equipos y proveedores

Esta opción de discoteca a domicilio ha empezado a moverse ya a través de grupos de whatsapp, donde algunos de los trabajadores damnificados por el cierre de las discotecas este verano han comenzado a ofrecerse a los organizadores. Camareros, empleados de seguridad, limpiadoras, gogós, técnicos de sonido... Algunos discjockeys menos conocidos no sólo se han ofrecido para las sesiones previas y posteriores a las que de los populares sino que, incluso, ponen a disposición de los organizadores el alquiler de sus equipos, en el caso de que los necesiten.

El gerente de la asociación Ocio de Ibiza, José Luis Benítez, señaló este miércoles que esto se veía venir. De hecho, indicó que habían alertado ya al Govern balear de que, con las discotecas cerradas, la fiesta se trasladaría a villas y casas en el campo. "Esto no es legal", indicó el gerente de la agrupación, que ayer por la mañana se reunió con responsables de la conselleria balear de Turismo (ver información bajo estas líneas).

Benítez explicó que para celebrar estas fiestas privadas "necesitarán contactar con proveedores de la isla" para que les suministren algunos de los elementos indispensables: "Bebida, hielo, vajilla...". "Esto se nos puede ir de las manos", indicó el gerente de la asociación, que apeló al Consell de Ibiza -"tiene las competencias en inspección turística"- para que ponga freno a estas fiestas privadas.

Benítez alertó de los riesgos que pueden suponer estas celebraciones. Tanto en lo que respecta a la seguridad de los asistentes como el peligro de incendios o, incluso, el control de las medidas de prevención para evitar el contagio del coronavirus. En este sentido, señaló que puede pasar que se produzca un accidente durante la celebración y que la ambulancia no pueda llegar a la villa «porque no se pueda localizar o porque haya coches impidiendo el paso en los accesos». El gerente apeló a la responsabilidad de quienes asistan a estas fiestas: "Igual son jóvenes y creen que no pasa nada, pero ellos también tienen abuelos y personas de riesgo cerca a las que pueden poner en peligro si se contagian".

Viviendas "aisladas"

Roberto San Esteban, por su parte, que hasta hace poco era presidente de la Asociación de Empresarios de Viviendas Turísticas de Ibiza y Formentera (AVAT), reconoció que, en el caso de su empresa, Ecovillas, sí han notado en las últimas semanas que algunas de las personas que quieren alquilar una vivienda para pasar las vacaciones en Ibiza se muestran especialmente interesados en que éstas se encuentren aisladas.

"Hacen esa petición, que esté aislada, preguntan si hay vecinos cerca", indica San Esteban, que señala que en esos casos la percepción que tienen es que esos clientes buscan villas y mansiones con la intención de celebrar fiestas. "Ante esa sensación los correctos denegamos ese alquiler mientras que los que consideramos piratas lo aceptan", reflexiona el expresidente de la asociación en las Pitiusas. En su caso, explica, una de las condiciones generales al alquilar es que no se pueden superar los 65 decibelios, una medida con la que intentan disuadir a aquellos que pretenden celebrar fiestas como las que se ofrecen a través de esta plataforma.

Benítez destaca que el cierre de las discotecas este verano ha tenido repercusiones en el alquiler de este tipo de casas para el verano: "Hay reservas que no se están produciendo y otros clientes que han hecho el primer pago y que ahora, que deberían hacer el segundo, no contestan".

"Va a ser complicado", indica el empresario, que señala que, incluso, para animar a los posibles clientes en algunos casos se ha reducido el depósito al 10%. "Hay mucha incertidumbre", indica San Esteban, que permanece como vocal en la asociación.

"Se veía venir"

La oferta de montar la discoteca en casa no ha pillado por sorpresa al director insular de Turismo del Consell de Ibiza, Joan Miquel Tur. Era una de las consecuencias que temían si las discotecas de la isla no abrían esta temporada. Sin embargo, reconoce la "dificultad" para controlar este tipo de celebraciones. "Sólo estarían cometiendo una ilegalidad si cobraran una entrada o por las consumiciones", comenta Tur, que recuerda que ninguna normativa prohíbe que alguien contrate a un cocinero o un discjockey para su casa. "Tampoco hay ningún aforo máximo establecido en las casas particulares", insiste.

A pesar de esto, Tur destaca que sí se podría poner freno a este tipo de fiestas si causan molestias a los vecinos, como es el caso de ruidos o de caminos bloqueados por los vehículos de los asistentes. Para esto, indica, se ha pedido a la Policía Local y la Guardia Civil "que estén muy pendientes de las redes" para enterarse de este tipo de fiestas. Tur hace hincapié en que, en el caso de la Guardia Civil, en Ibiza hay 42 agentes de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS).

"También se ha puesto esta situación en conocimiento de la asociación Ocio de Ibiza, ya que algunos de los dj que se ofrecen para estas fiestas trabajan en establecimientos incluidos en ella", comenta el director insular, que insiste en que las quejas de los vecinos serán la única forma de impedir estas fiestas que pretenden llevar las discotecas de la isla a villas perdidas en mitad del campo.

El Govern balear no atendió ayer a las cuestiones sobre este tema.