Muy resumido: ni mando en plaza ni Champions ni dinero para renovar la plantilla. Eso más un dueño que no está pero es el que toma las decisiones a miles de kilómetros con lo que le cuentan sus adláteres. El Valencia es el Valencia, por descontado, pero así es complicado que entrenadores cargados con el crédito y la autoridad de los Valverde y compañía traguen. Trabajar sin red ni asideros a los que agarrarse no es buen plan cuando tienes un prestigio que conservar.

Otra cosa es que el próximo entrenador del Valencia sea otro Celades, el perfil por cierto que más se parecía a Lopetegui y que escrito estaba ya que había salido rana. Un exjugador sin trayectoria acreditada, lo mismo que César. Así han acabado: deportivamente chamuscados y dejando detrás de sí un erial. A ver ahora quién es el guapo que cuando acabe Voro empieza de cero. Se avecinan semanas de aúpa y un verano agobiante en el que la única esperanza es que Peter Lim decida repoblar Mestalla con profesionales del fútbol que trabajen.

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