Después de su primera rueda de prensa, que Javi Gracia iguale o supere el listón va a ser bastante difícil, aunque cualquiera se atreve a decir que imposible. En especial si tenemos en cuenta que el Valencia está peor que hace una semana, con más lesionados y con los mismos fichajes que entonces. Así que tras haber recapacitado, Gracia no estiró ayer de una cuerda que no está para muchos trotes ni avivó para nada el fuego. Pero tampoco se retractó de nada de lo que dijo. De hecho, sin novedades que echarse a la boca, lo único que ha cambiado son los gestos, de la reunión con Murthy al estreno como portavoz del doctor Zaragosí, por si las moscas solo un día antes de que el técnico volviera a la palestra.

Pese a ir sobrado de munición, Gracia fue esta vez mucho más selectivo en sus disparos. En lugar de rebajar las expectativas lo que hizo fue empeñar las palabras oficiales del club y elevarlas: «Confío en que no va a salir ningún jugador, además aspiro a que vengan algunos y seamos más fuertes». De una semana para otra, gracias en parte al oxígeno de la victoria contra el Levante, es como si se hubiese dado cuenta de que las balas matan o hieren lo mismo aunque hagan menos ruido, como cuando dijo que para jóvenes de otros clubes, «mejor formar a los nuestros». A dos semanas del cierre del mercado no hay duda de que el Valencia necesita refuerzos pero no fichar por fichar, que es lo que parece que iba a pasar con Murillo, una operación que se cogía con pinzas y en la que sin que sirva de precedente hay que darle la razón a Peter Lim. Como dijo Miki el lunes en Superdeporte TV, aquí en versión light, cuando un equipo se desprende de un jugador con el cartel de «problemático» es porque tampoco es un crack en el campo.

Los límites del Levante

No ficha el Valencia y se ha parado el Levante, aunque a diferencia de en Mestalla el bloqueo en Orriols no ha venido acompañado de una revisión de las expectativas. Al menos por la resaca de la derrota en el Derbi, que se ha masticado como un fracaso en vez de como una oportunidad perdida. El detalle de que Malsa está sin ficha, de momento carente de revelancia deportiva, es sintomático de la situación. A los granotas se les ha juntado la pandemia con la factura de los blindajes, aunque lo que más escuece es el despilfarro de las últimas temporadas, motivo por el que ya van dos en los que cualquier fichaje se hace con el freno de mano. Es el segundo verano de problemas para cuadrar los números del fair-play, aunque hay ideas y tiempo suficiente para encontrar soluciones y rascar una guinda.

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